Conducción eficiente I

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Conducción eficiente I

Palanca de cambios

En las deceleraciones no hay que poner punto muerto, al levantar el pie del acelerador se corta la inyección de combustible y el gasto es cero. Conducción y ahorro de combustible deben ir de la mano en estos tiempos que corren. Practicar una conducción eficiente no requiere de conocimientos específicos, simplemente basta con observar unas normas, con seguir unos consejos que a veces son de sentido común. Hay que acostumbrarse a practicar una conducción sosegada, sobre todo en trayectos urbanos, anticipándose a lo que pueda ocurrir a nuestro alrededor. Dosificar la frenada para aprovechar al máximo la inercia del coche y mostrarse dulce con el acelerador en las arrancadas resulta crucial a la hora de ahorrar combustible. Pese a lo que nos enseñaron en las autoescuelas en su día a los que hoy tenemos más de una cana, a la velocidad que se circula en ciudad nada de parar el vehículo reduciendo de marcha, haciendo uso del cambio. Es mejor reducir de velocidad aprovechando el freno motor y si fuera necesario aplicando frenos. Además, ¡mucho ojo! sin poner punto muerto, dejando engranada la marcha que se lleve insertada.
 
Hay una leyenda urbana que aconseja en deceleraciones suaves poner punto muerto en la creencia de que se gasta menos combustible al dejar el motor funcionando a ralentí. La técnica dice lo contrario. Desde que la inyección electrónica rige la dosificación del combustible en los motores, sean diésel o de gasolina, al dejar de acelerar se deja de inyectar combustible, o sea, gasto cero. Cuando en deceleración se deja engranada una marcha y se levanta el pie del acelerador no se consume nada, el coche mueve el motor. Se pondrá punto muerto cuando el coche esté prácticamente parado. Si la velocidad de giro del motor –las rpm? cayera por debajo de un umbral, entonces la centralita autorizaría de nuevo el suministro con el objeto de que no se pare.
 
Así pues, no es aconsejable mientras el automóvil esté en movimiento poner punto muerto por la sencilla razón que el propulsor funcionando a ralentí gasta, aunque este gasto sea mínimo. Como esta función pasa totalmente desapercibida para el oído, para percatarse de que no hay consumo de carburante cuando se deja de acelerar basta con seleccionar en el ordenador de abordo –accesorio que incluyen de serie una gran mayoría de automóviles- el consumo instantáneo cuando se rueda cuesta abajo o en una recta pronunciada. Para sorpresa de muchos dicho ordenador marcará: 0 l/100 km.
 
Llegados a este punto es posible que algunos aficionados al mundo del motor, bien documentados, se pregunten el por qué entonces los actuales cambios automáticos emplean la llamada “navegación a vela” o, lo que es lo mismo, circular en punto muerto en determinadas circunstancias. Todo tiene su explicación. Las modernas cajas de cambio automáticas van gestionadas electrónicamente, y cuando la electrónica es informada a través de los correspondientes sensores de determinados supuestos como, por ejemplo, que el vehículo rueda por una pronunciada pendiente cuesta abajo, automáticamente selecciona la posición de punto muerto. En este caso particular la distancia recorrida con la propia inercia del vehículo queda compensada a pesar del mínimo consumo del motor funcionando a ralentí. Al final también se economiza combustible si se tiene en cuenta la magnitud de esta distancia. Por el contrario, si el coche acomete esta larga cuesta abajo con una velocidad engranada y se deja de acelerar, obviamente no se inyecta combustible, pero el freno motor provocaría que tuviéramos que acelerar de nuevo (con el consiguiente gasto) mucho antes, recorriendo mucho menos espacio que con la función “navegación a vela” activada.
 

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