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Política transicional

El plebiscito de ese año fue contrario a la Constitución de 1.953, pues no contemplaba el procedimiento, sino elecciones libres, con la participación de los diversos sectores políticos; o sea, diversas opciones. Quería escribir de Economía Transicional. Pero, la política no me deja. No me suelta. Obseso de la comparación de circunstancias históricas, recurro a recuerdos y lecturas. Sobre el último proceso transicional venezolano. Descubro que la historia impone el peso de lo inercial. 2.016 contiene mucho, políticamente, de 1.957.
 
El plebiscito de ese año fue contrario a la Constitución de 1.953, pues no contemplaba el procedimiento, sino elecciones libres, con la participación de los diversos sectores políticos; o sea, diversas opciones. No, aprobar o rechazar una única. Hoy, la negativa del régimen madurista al referéndum revocatorio de este año es también contraria a la Constitución vigente.
 
En 1.957, la oposición a la dictadura llamó a la gente a no participar en una elección «amañada y contraria a la Constitución«, bajo el argumento de la ilegalidad del plebiscito y su carácter amañado. Igual, se realizó, con resultados falseados. Según cifras oficiales, la población aprobó la permanencia del Gobierno. Ningún opositor aceptó los resultados.
 
En este 2.016, después de muchos años de corporativismo (caudillos en cúpulas) y dieciocho plagados de totalitarismo creciente, pero, corporativismo; también la negación, por el régimen, del referéndum es contraria a la Constitución y no hay decisión libre de los ciudadanos. Sin embargo, la cúpula de la oposición partidista agrupada en la MUD, sibilinamente, acepta la ilegalidad, su amañamiento y la permanencia del régimen.
 
Muy pocos venezolanos la aceptan; pero, la MUD, confluencia de partidos cupulares “opositores”, sí lo hace. Ahí está el detalle, como diría Cantinflas. Es ésa, no solo la diferencia, sino la muestra del terrible retroceso de la calidad de la política democrática venezolana. Los venezolanos de 1956-68 (refiero el lapso que asigno a la anterior transición a la democracia en Venezuela) estuvieron muy por encima de la actual dirigencia caudillista, cogollera, chupa rentas, “cuánto hay pa’ eso” y totalitaria (rigurosamente dicho: carismática, corporativista, rentista, prebendaria y tiránica).
 
En 1.957, hasta el Dr. Rafael Caldera (el “hasta” lo digo, sin faltar el respeto; sino, como énfasis), en aquellas circunstancias, ante el desacato constitucional y legal, desistió de la vía electoral (por fraudulenta) y asumió la línea de combate que los diversos grupos de acción (diversos, no uno solo) avanzaban en procura del derrocamiento del régimen. Y que luego estarían juntos en Puntofijo y en el compromiso con la democracia.
 
¿Cuáles son las enseñanzas para el hoy? 1ª. Hay atributos políticos que son contrarios a las luchas democráticas; 2ª. La sumisión y el utilitarismo son malos compañeros de las luchas: 3ª. Vale lo electoral; pero, no el electoralismo; 4ª. No es aceptable el irrespeto a la normativa formal; 5ª. Cuando el irrespeto se hace presente en totalitarismo, el combate (la lucha) se hace necesario; 6ª. Ningún monopolio, excepto los naturales, es bueno y no pueden serlo en las luchas democráticas; 7ª. La variedad, no solo no impide la unidad, sino que la fortalece.
 
¿Qué hacemos al respecto? Venezuela hoy está de duelo. Muchos perdieron su canal a la esperanza. La MUD, como tantas veces dicho, es parte del sistema. Eso, en vez de fortalecer al fulano sistema, lo debilita. Hay que aprovecharlo. La sociedad requiere reconstruir su oposición. Algunos andamos en ese sendero. No importa que en iniciativas diversas. Lo importante es dotarlas de los atributos políticos justos. La lucha, lo electoral y la construcción de futuros son, a grandes rasgos, sus vectores principales. Un gran acuerdo paraguas de todos puede surgir. Venezuela no puede seguir en los manejos de la MUD. La MUD no nos representa.
 
Santiago José Guevara García
Valencia, Venezuela
[email protected] / @SJGuevaraG1

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