Española regala casa en Cuba

Desde el Malecón con...

Española regala casa en Cuba

Bandera de Cuba

Gestos como este no abundan en nuestro planeta, donde cada día reina más el individualismo. Una madrileña ha decidido regalar casa en un pueblo de la provincia de Matanzas a la madre de una joven que padece de un PCI (Parálisis Cerebral Infantil) según el dictamen médico. El gesto, de gran valor humano y solidario, bien no pudiera tener parangón tratándose de una simple empleada que hasta en el paro se encuentra hoy por hoy.
 
Testigo excepcional quien suscribe, no recibí autorización para revelar su nombre y, en cambio, resaltar la disposición de ayuda y facilidades ofrecidas por la iglesia católica desde un trabajador del  arzobispado de la ciudad de Matanzas hasta un muy humilde ciudadano encargado de realizar gratuitamente las labores de Cáritas en el poblado de Agramonte, a poco más de 150 km al este de La Habana y unos 10.500 habitantes.
 
La larga cadena establecida para llevar con éxito la operación de compra de la vivienda, tiene eslabones con numerosos nombres desde Madrid hasta el pueblo matancero. Miembros de esa honrosa legión son los españoles Toño (recientemente fallecido), Begoña y los cubanos María Amelia, Lazarito, Pedro, Margarita y Rigaux, entre otros tantos.
 
Fue, sin duda alguna, la mejor opción porque de haber asumido una vía oficial, tan inundada de burocracia y alguna que otra incomodidad de no ser el Estado quien solucionara tan serio problema, aún sobre el caserío de Unión de Fernández sobre el colchón de la joven Udelsis estuviese cayendo el agua de cuanto aguacero pasara por el lugar. Y ha llovido en demasía por los efectos del súper huracán Matthew.
 
Gestos como este no abundan en nuestro planeta, donde cada día reina más el individualismo. Aumenta el valor de la acción porque si meritorio es compartir lo que tenemos de más, dar lo que uno no tiene es más encomiable. Nuestra amiga debió reunir el dinero suficiente para la decorosa vivienda con la ayuda de amistades y familiares.
 
Ya tendrá la niña una asistencia médica a pie de su propia puerta así como otros servicios que no disponía en tan alejado paraje. La madre le agradecerá a Dios por el envío de ese ángel madrileño porque hasta cercano tienen el templo donde un cura colombiano oficia misa los domingos aunque la acción sea más terrenal que celestial.

Más información