Propiedad privada a debate

Desde el Malecón con...

Propiedad privada a debate

Las autoridades cubanas promueven el debate de la propiedad privada, aunque no resulta de gran simpatía. Un singular proceso de consultas y discusiones han promovido las autoridades cubanas para que sea la gente quien determine cómo quiere el socialismo. O dicho de otra forma más oficial, que estudien la propuesta, conformada por 330 acápites, para conceptualizar el modelo económico cubano y expresen su parecer.

Quizás el punto más debatido sea el concerniente a la propiedad privada. Y he aquí el auténtico dilema casi shakesperiano. Aparece el término, se válida pero no resulta de gran simpatía. Pudiera inspirar temor.

Cualquier cubano que peine canas recordará que hasta en los momentos dedicados al ocio debió repasar aquello que en su tiempo dictaron los clásicos del marxismo cuando anunciaron la máxima de “los principales medios de producción en manos del pueblo” o el Estado que a fin de cuentas según esa filosofía se trata de la misma cosa.

Podré estar equivocado como cualquier mortal, pero aprecio algo lo más parecido al terror pánico cuando alguien le sostenga a algunos representantes del gobierno lo necesario de la propiedad privada en función de un régimen socialista. Y algo más dicho por fuentes ministeriales a lo que veo sin pies ni cabeza, que no se va a permitir bajo ningún concepto que estos dueños se enriquezcan así paguen sus impuestos y las ganancias sean de su esfuerzo, dedicación e iniciativas productivas sin mediar nada ilegal.

Justo en medio de ese debate conceptual y práctico a más no poder, viajó el pasado marzo a La Habana el presidente Barack Obama para lanzar más leña al fuego y exaltar a los pequeños propietarios como futuras puntas de lanza contra el régimen en una oratoria muy criticada en los medios de prensa nacionales.

Como tapa al pomo acaba de culminar una visita a la isla la jefa de la Agencia de Pequeñas Empresas de los Estados Unidos, María Contreras-Sweet para, entre otras motivaciones, conocer del proceso de actualización del modelo económico.

Esa es, ni más ni menos, la encrucijada en las altas cumbres del gobierno. Ver al propietario privado como ente activo en el proceso de reformas emprendido por Raúl Castro u observarlo con mirilla telescópica, dedo en el gatillo, como potencial enemigo.

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