Trabajar sin velo

Unión Europea

Trabajar sin velo

Las culturas y las religiones hay que respetarlas, eso tiene que estar fuera de toda duda. Pero todo tiene sus límites. Las culturas y las religiones hay que respetarlas, eso tiene que estar fuera de toda duda. Pero todo tiene sus límites y hay uno, polémico como es él sólo, que no debe ser transigido. Después de darle muchas vueltas, la UE ha dictaminado que las empresas pueden prohibir que las empleadas musulmanas acudan a trabajar con velo. Hay quien asegura que cada cual puede vestirse como quiera, y cuando lo hace estimulado por su fe, con más razón.

Pero el velo islámico en sus diferentes modelos, crea a veces problemas. Para empezar, marca un ejemplo de tolerancia sobre la indumentaria que en determinados trabajos requiere ajustarse a unas normas. Y en segundo lugar, es una prenda que dificulta mucho, cuando no obstaculiza, la identificación de las personas como lo sufren los funcionarios que tienen que comprobar sus pasaportes en los aeropuertos.

Cuando una española, francesa o italiana viaja a Teherán o a Kabul tiene que cubrirse la cabeza para moverse por la ciudad y evitar darle la mano a un miembro del Gobierno incluso si está cumpliendo una misión diplomática. En Riad, no puede alquilar un coche y conducirlo ni puede andar sola por la calle. Son costumbres respetables que los occidentales podemos aceptar o quedarnos en nuestra casa.

Y es comprensible que con las nuestras, evidentemente menos estrictas, ocurra lo mismo. En nuestros países hay unas leyes que deben ser cumplidas y, del mismo modo que está prohibido que se practique la ablación del clítoris de las niñas, que en otros lugares es normal, también la buena
convivencia entre las culturas diferentes exige poner algo de tolerancia y de cesión por parte de todos.

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