Injerencias tudescas

Más o menos...

Injerencias tudescas

El Bundesbank ha intentado frenar a Matteo Renzi, la nueva estrella emergente en Europa. Pero el político italiano está dispuesto a presentar batalla. El primer ministro italiano, Matteo Renzi se ha convertido en la nueva estrella emergente de la política Viejo Continente, tras su discurso de toma de posición de la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) en la Eurocámara.

Su acercamiento es a la vez una bocanada de aire fresco y un regreso a los principios fundacionales de este histórico proyecto que ha pretendido siempre agregar y no disgregar, como parecen haber conseguido en los últimos tiempos las supuestas estrategias contra la crisis aplicadas por Bruselas, siguiendo siempre la hoja de ruta de Berlín, claramente insolidarias y muy perjudiciales para los países de la periferia. Italia y España, entre ellos.

En cambio, Renzi asegura que es necesario volver a encontrarse con el «alma de Europa» e ilusionar de nuevo a los ciudadanos con una idea que, hasta el cambio de rumbo aplicado en los últimos tiempos, era sinónimo de progreso y prosperidad para todos.

El discurso del político italiano es, además, necesario en un momento como el actual. Los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo han ‘pasado’ a los grandes partidos continentales, conservadores y socialdemócratas, la factura correspondiente a sus errores, que ambas formaciones han pagado en forma de fuerte pérdida de votos.

A cambio, las opciones de la derecha ultramontana y nacionalista o la izquierda más radical, y menos accesible a los encantos de Bruselas, han obtenido unos resultados históricos. Debacle de la que, precisamente, sólo se ha salvado el partido del nuevo líder italiano.

Pues bien, a pesar de estos hechos objetivos y de un contexto en el que la idea de una una Europa unida está bajo sospecha, Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, el antaño todopoderoso banco central alemán, se ha apresurado a contestar a Renzi. Para él, las reclamaciones del italiano, que pide una apuesta decidida por el crecimiento económico de Europa, que de prioridad al crecimiento económico sobre la consolidación fiscal están fuera de lugar.

Una vez más, Weidman, se atribuye el papel de halcón de la ortodoxia, pero, en realidad, actúa más, como un defensor de los intereses de la especulación financiera, sin entender, por ejemplo, que esas políticas de recortes, reajustes y devaluaciones internas que defiende, los pilares sobre los que se ha asentado el ‘austericidio’ que Alemania ha impuesto a Europa están en la raíz del alejamiento de los ciudadanos del proyecto de unidad que ha traído al Viejo continente la etapa más larga de prosperidad y paz de su historia.

El presidente del Bundesbank pone en cuestión el principio de solidaridad entre naciones que hizo posible la consecución de estos objetivos y que ahora ha recordado un Renzi que, de todas maneras, se ha apresurado a recordar a su ‘enemigo’ dialéctico que su ámbito de poder, y hasta de debate, no le permite tomar partido en asuntos relacionados con la política.

Weidman, y quizá Angela Merkel, que fue su ‘valedora’, se olvida de que Alemania se benefició durante casi 15 años de la aplicación en toda Europa de unas políticas que sólo redundaban en su beneficio, cuando se encontraba con la pesada digestión de su proceso de reunificación.

De hecho, algunos países, como España e Italia, por ejemplo, aguantaron entonces el ‘tirón’ para permitir que el poderoso vecino del norte cumpliera su objetivo. De ahí, que sea muy difícil de entender la actual actitud de un Berlín que, tras lograr la recuperación económica que ansiaba se ha olvidado de ese pasado, no tan lejano, y se ha mostrado dispuesto a dinamitar la unión si le resulta necesario.

Más información