¿Se habrán dado cuenta de qué no vale con crecer un 2%?

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¿Se habrán dado cuenta de qué no vale con crecer un 2%?

A los ciudadanos no les basta ahora con que la economía vuelva a crecer. Quieren recuperar el modelo social que les han arrebatado. Los pasados días 6 y 7 de junio, Mariano Rajoy convocó una reunión ‘secreta’ del Comité de Dirección del PP en un parador de Toledo. El propósito del cónclave era analizar los resultados de las elecciones europeas.

Unos comicios que supusieron un serio batacazo para este partido, lo mismo que para el PSOE, su hasta ahora rival directo y que confirmaron, además, el nacimiento de opciones emergentes como Podemos surgidas del interior mismo de los nuevos movimientos sociales.

Cuentan algunos cronistas que durante aquella reunión pudo verse a un Rajoy verdaderamente preocupado por la situación política y por su futuro y el de su partido. Estos observadores aseguran, además, que los análisis fueron amplios y profundos y las conclusiones muy poco estimulantes para los allí presentes, entre los que habría empezado a abrirse paso la convicción de que sólo con un crecimiento económico del 2% del PIB no sería suficiente para reconciliarse con la sociedad.

Tal y como han ido las cosas a lo largo de esta devastadora crisis y, según se pudo ver en las urnas, un segmento cada vez más amplio de la población no perdona ni al PP ni al PSOE el largo y duro proceso de recortes que ha sufrido. Ni tampoco la destrucción de un modelo social con el que se sentían identificados y del que estaban orgullosos.

Se dice que en la reunión de Toledo se incluso de los problemas de comunicación que tienen el Gobierno y los principales líderes del partido para hacer llegar a la sociedad sus propuestas, para ‘vender’ lo bueno que se está haciendo. Esto es algo que suele suceder en este tipo de reuniones, siempre o casi siempre y sea cuál sea el partido que las convoque.

¿Será este el problema? No lo parece. Terminada la crónica de ese desconcierto que parece haberse instalado en las alturas del partido que gobierna hay confirmaciones constantes del distanciamiento entre los políticos y los ciudadanos casi en cada encuesta que aparece.

La más reciente, la Encuesta de Condiciones de Vida, publicada ayer mismo por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra unos resultados espeluznantes. Según los resultados obtenidos en esta consulta, la confianza de la población española en su sistema político se sitúa en un 1,9, y dentro de un rango del 0 al 10. Tampoco sale demasiado bien parada la justicia que apenas si alcanza una nota de 3,5. ¿Puede haber unas cifras más elocuentes?

Probablemente esos responsables políticos que habían creído que valdría sencillamente con una tibia recuperación económica para calmar a la sociedad deberían darse cuenta de que los ciudadanos no van a conformarse con eso. De hecho, empiezan a ‘buscar’ a los responsables de los recortes, con la clara intención de pedirles cuentas.

Y tienen motivos. El pasado viernes, sin ir más lejos, en un reportaje del diario ‘El Mundo’ se contaba que en el jueves festivo anterior, en el Hospital Carlos III de Madrid había un sólo médico de guardia. Son asuntos como éste, los que han terminado de encender la llama.

Lo que quieren ahora los ciudadanos es recuperar la sanidad que tenían, la educación que tenían y los sistemas de asistencia y solidaridad social que tenían. Y para conseguirlo, como ya hemos dicho, no basta con un poco de crecimiento económico.

Pasa en España pero, de alguna manera, también ocurre en Europa, como han mostrado las últimas elecciones al Parlamento comunitario. Los votantes de toda la UE han mostrado su desagrado por el ‘austericidio’ que se les ha impuesto y por sus consecuencias.

En algunos países los beneficiados han sido partidos nacionalistas escorados hacia la derecha. En otros, como España esas nuevas ofertas políticas que mencionábamos al principio de este artículo y que hunden sus raíces en los movimientos sociales.

Unas opciones antes inexistentes que han permitido a los votantes expresar su enfado y, a la vez, encontrar un posible cauce para poner freno a los recortes e intentar recuperar el terreno perdido.

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