Aborto, familia, matrimonio, crisis y nacionalismo han sido los pilares de su último discurso en la Conferencia Episcopal. El último discurso del presidente de la Conferencia Episcopal ha estado cargado de mensajes negativos. Rouco Varela ha subrayado que el país soporta “tiempos de ruptura” y ha acusado de poseer un discurso intelectual “más bien pobre”. Ha mantenido una despedida cargada de dardos envenenados para una sociedad que se encuentra en una “cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar”.
Sobre todo el arzobispo ha hecho hincapié en la “profunda crisis” que vive la familia y el matrimonio; y a pesar de la situación Rouco Varela ha afirmado que los obispos españoles no van ahorrar esfuerzos en “abrir nuevos caminos al Evangelio”, para mantenerse en un “estado de misión permanente”.
En la inauguración de la Asamblea plenaria, que elegirá a al sucesor de Rouco, ha estado también presente la “grave crisis económica” y las posturas nacionalistas. De hecho, Rouco se ha referido al nacionalismo como “propuestas políticas encaminadas a la desintegración unilateral de la unidad de la cultura y la política” que causan inquietud y que según la doctrina de la Iglesia “no son moralmente aceptables. Como no podía ser de otro modo, Rouco Varela, también ha hecho mención al aborto refiriéndose como “prácticas injustas” autorizadas por la ley en España sobre su regulación. Ha finalizado su discurso señalando que “sería conveniente” renovar los estatutos de la Conferencia Episcopal para obtener una mayor participación.
