El Gobierno necesita reanimar el consumo. Algo que no podrá conseguir sin que fluya el crédito. Rajoy también está obligado apoyar la financiación de las pymes para que puedan crear empleo. Sin embargo, su plan de conceder préstamos públicos a un interés bajo, los créditos ICO, sólo ha servido para que los bancos hagan negocio.
Los bancos hacen un buen negocio gracias a los créditos que reparte el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Esta entidad pública tiene la capacidad de prestar a los bancos privados para que éstos, a su vez, ejerzan de intermediarios financieros ante los receptores finales del dinero. Unos receptores a los que la banca cobra hasta el doble de los intereses iniciales.
En concreto, y según se informa en el portal de la entidad pública, el ICO establece unas líneas de crédito hasta un año que conllevan un interés del Euríbor (0,536%, según los datos del último cierre) más un 1,30% adicional. Esta es la carga que asume la entidad privada al acceder a las llamadas líneas ICO. Sin embargo, no es la que asume el cliente de esa entidad privada que contrata una línea ICO.
Según se puede observar al consultar la información que ofrecen varios bancos españoles de mediano y gran tamaño en su portal digital, ellos suman, en ese mismo plazo de un año, un 2,30% al interés que exige el ICO. De modo que en este caso concreto, el interés que tiene que asumir el receptor final del dinero es superior al 4%.
Además, según una información publicada este fin de semana por El Economista, las pymes, los autónomos y las asociaciones que los representan vienen quejándose desde hace meses de que los préstamos del ICO no les llegan, a pesar de que los bancos podrían conceder todos los que quisieran, ya que no hay un límite máximo. Las cifras de los últimos semestres confirman esa sensación, ya que de una media de unos 8.000 millones por semestre concedidos desde 2009 se pasó a 3.189 millones en el segundo semestre de 2012 y 4.384 en el primero de este año.
