Dejadez, sanciones y penas de cárcel: la historia tras el cementerio de neumáticos de Seseña

Madrid

Dejadez, sanciones y penas de cárcel: la historia tras el cementerio de neumáticos de Seseña

    Incendio en el cementerio de neumáticos

    La empresa que instauró el vertedero para reciclar neumáticos acabó acumulando hasta 5 millones de ruedas, multas y pena de cárcel para su dueño, que no entró en prisión y está desaparecido. Las alarmas por los peligros de la ingente acumulación de neumáticos en el vertedero que hoy está en llamas han sonado muchas veces en la última década. Hace apenas unos meses el propio diario británico The Guardian se hacía eco de la trayectoria del mayor cementerio de este tipo en Europa, alertando sobre los riesgos de un hipotético incendio: “No podría ser extinguido con agua y habría que recurrir a lanzar tierra. El principal aeropuerto de Madrid debería cerrar y se estima que unos 11.000 viviendas deberían ser evacuadas”, apunta la cabecera según los cálculos de plataformas ecologistas.

    En la historia del vertedero hay, además de dejadez de las instituciones públicas, irregularidades, multas y hasta penas de prisión, enclavado a poca distancia de una de las construcciones estrella de Francisco Hernando El Pocero, en pleno boom del ladrillo. La licencia municipal para implantar un cementerio de neumáticos se concedió en 2002 bajo licencia municipal de Seseña. La empresa adjudicataria, Disfilt S.A., debía dedicarse al reciclado del material, pero propició el almacenaje sin control de neumáticos en esta zona fronteriza entre Toledo y Madrid.

    «Se han dedicado a almacenar ruedas hasta unos límites inadmisibles y a cobrar por ello, sin condiciones de seguridad e incumpliendo sistemáticamente la declaración de impacto ambiental», criticaba Manuel Fuentes, exalcalde de Seseña, en 2010 ante El País. La empresa contaba con cuatro trabajadores y sobre el papel su especialidad era la fabricación de neumáticos y cámaras de caucho, además del recauchutado de ruedas.

    La empresa comenzó a acumular expedientes administrativos, multas e incluso una sentencia judicial de tres meses de prisión para su propietario, como responsable de un delito contra el medio ambiente en 2009. Según El Confidencial el dueño de la instalación no llegó a entrar en la cárcel y permanece desaparecido. La firma se marchó de los terrenos cuando una sentencia judicial dio la razón al dueño de los mismos, y desde 2003 el vertedero había sido declarado ilegal por no respetar las normas medio ambientales.

    Pese a las sanciones, siguieron llegando residuos hasta 2011, y tras la salida de la empresa las autoridades no fueron capaces de alcanzar un acuerdo sobre quién debía hacerse cargo del problema. No obstante, en los últimos años se había conseguido eliminar hasta un 10% de lo acumulado en el vertedero, según la Comunidad de Madrid. El vertedero aparece como una gigantesca mancha negra de cerca de 100.000 metros cuadrados a la altura del kilómetro 33 de la carretera de Andalucía, y da cabida a entre cuatro y cinco millones de neumáticos, convirtiéndose en uno de los grandes problemas medioambientales del país.

    “Es un problema ambiental de primer orden que nunca debió de afectar a Madrid porque la instalación se realizó por el Gobierno de Castilla-La Mancha y nunca jamás nos dijeron que estaban metiéndose en terreno de la Comunidad de Madrid, nunca, hasta el año 2009, cuando la Comunidad de Madrid lo descubrió», declaraba recientemente Jaime González Taboada, consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.

    “La empresa que gestionaba el depósito, denunciada ante la justicia, abandonó el lugar y en 2010 una decisión judicial declaró los neumáticos ‘bienes abandonados’, dejándolos a disposición del Ayuntamiento de Seseña”, denuncia hoy Ecologistas en Acción. Critica que desde entonces se han producido varios anuncios de actuación por parte del Ayuntamiento de Seseña y de la Comunidad de Madrid, “pero la realidad es que no se ha hecho nada”.

    En este momento se calcula que las llamas afectan a un 40% de la extensión del vertedero, que tiene un tercio de su extensión total dentro de la Comunidad de Madrid. Los vecinos de El Quiñón, la urbanización que levantó el constructor conocido como ‘El Pocero’ y que se encuentra a menos de medio kilómetro del vertedero, permanecen atentos a la dirección del viento y a las indicaciones de las autoridades.

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