El diario de Prisa critica que el expresidente del Gobierno “no puede actuar al margen de la política exterior” del Ejecutivo de Rajoy. El País lamenta que la “ejemplar discreción” de José Luis Rodríguez Zapatero como expresidente del Gobierno haya sido “puesta severamente en cuestión” tras su viaje no oficial a Cuba, donde se ha reunido con Raúl Castro. Y es que, según afirma el diario del Grupo Prisa en un editorial titulado Torpezas, el que fuera líder del PSOE tendría que haber informado al ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, este encuentro, así como de la mencionada visita a la mayor de las Antillas.
“El afán de implicarse en la batalla por los derechos humanos no tiene por qué estar reñido con las responsabilidades institucionales que tiene Zapatero”, señala El País, que recuerda que “ya había visitado Ginea Ecuatorial en julio de 2014, donde se reunió con el presidente Teodoro Obiang para obtener una moratoria universal en las ejecuciones de la pena capital”. “Si entonces no se produjo ningún contratiempo con el Gobierno de Rajoy, resulta inaudito que esta vez no hubiera informado en condiciones de un eventual encuentro con Castro, y más cuando este rechazó hace poco recibir al actual ministro de Exteriores, García Margallo”, critica el periódico en un editorial.
Para El País “las líneas maestras de la política exterior no pueden estar sujetas a los vaivenes de la lucha partidista” y “al iniciar una visita de estas características, un expresidente -que es miembro del Consejo de Estado- lo menos que puede hacer es coordinarse con el Gobierno”. Algo que “no tiene nada que ver con que la Embajada en La Habana estuviera al corriente de los detalles de la llegada y tramitara los permisos correspondientes de los escoltas”.
En opinión de este diario, las explicaciones dadas por Zapatero ayer en una rueda de prensa en La Habana, en las que afirmó que “siempre he tratado de sumar y de actuar por el interés de España”, “son vacuas y casi pueriles”. “Tampoco son de recibo las excusas esgrimidas por Moratinos”, continúa, que admitió que “quizá habría sido lógico” hablar antes con Margallo.
El País señala que “la falta de sintonía entre las actividades de expresidentes y las tareas de los Gobiernos que les suceden no es nueva”, ya que a José María Aznar “no le gustaron algunas iniciativas de Felipe González, y Zapatero tampoco vio con buenos ojos que Aznar tuviera un programa propio de viajes al exterior”.
De ahí que remarque que el exlíder del PSOE “parece como si le activara el fragor de las batallas políticas que empiezan a librarse en un año atiborrado de citas electorales” y recuerde que se reunió con Pablo Iglesias “sorteando al secretario general de su partido, Pedro Sánchez”.
“Es fácil que los actos no guiados por la lealtad con los sucesores -en el partido o en el Gobierno- acaben viéndose como torpezas”, zanja el diario.
