El oro ha caído en los mercados financieros hasta precios no vistos en los últimos tres años. Un descalabro que se convierte en oportunidad de ganga a la hora de hacer las compras navideñas. Todas las Navidades tienen un regalo estrella. Y el oro se perfila como uno de los firmes candidatos de las de este año. El preciado metal ha caído a precios insólitos en los últimos tres años y cada onza se paga ya a menos de 1.200 dólares en los mercados financieros. Una oportunidad de ganga para brillar en estas fiestas.
Después de trece años de ascenso ininterrumpido, el oro apunta al cierre de un año de fuertes descensos que, según las previsiones más agoreras, podría ser el primero de otros muchos. La progresiva apreciación del dólar estadounidense en que, como en el caso de tantas otras, se negocia esta materia prima, la vuelta del apetito inversor por activos de riesgo moderado y los límites al comercio internacional que se han impuesto en grandes mercados como India no hacen más que vaticinar nuevos descensos a corto y medio plazo en la cotización de los lingotes.
La última oleada de positivas referencias macro en EEUU y Europa, que ha terminado por animar a la Reserva Federal de Ben Bernanke a retirar -sólo unos días antes de la Navidad- parte de sus estímulos económicos de recompra de deuda, ha propiciado la enésima caída del preciado metal. Y oportuna, para aquellos que estén dispuestos a convertir los ahorros acumulados a lo largo de este 2013 que toca a su fin en joyas, lingotes o a recuperar aquella reliquia familiar empeñada hace unos meses.
El pasado lunes 23 de diciembre, la onza de oro se precipitó hasta un mínimo insólito de 1.192 dólares la unidad. Una cota que hizo saltar todas las alarmas en las plazas de negociación internacionales por situarse por primera vez en muchos meses por debajo de la cota clave de los 1.200 ‘billetes verdes’, superando incluso algunas de las previsiones más pesimistas para el conjunto del año de varias casas de análisis y grandes bancos de inversión.
La cotización del oro ha caído tanto en los últimos meses que, según algunos estudios, su precio de venta no es siquiera suficiente para que algunas de las compañías mineras que lo producen cubran costes. Y es que, a diferencia de lo que ha ocurrido con el metal, las perspectivas de recuperación económica que dibujan la mayoría de los analistas han ido aupando más y más el precio del petróleo. Según estimaciones de algunas agencias, las compañías del sector ya han cargado en sus cuentas provisiones por más de 26.000 millones de dólares para capear un tropiezo que podría no haber terminado aún, pues las previsiones para 2014 de los grandes brókeres no pintan especialmente entusiastas.
El multimillonario John Paulson comentó en una de sus más recientes comparecencias públicas que no depositaría ya ni un céntimo más de sus fondos de inversión en el preciado metal. Mal momento para la inversión en derivados del oro y oportunidad de oro para la compra de lingotes y joyas. A tan bajos precios, quizá este año se le acumule el trabajo al santo rey mago Melchor.
