La Bolsa española encabeza la recuperación financiera de Europa

Especial Mercados II

La Bolsa española encabeza la recuperación financiera de Europa

La recuperación financiera de Europa empieza por la Bolsa española. La que había sido origen de muchos de los temores del Viejo Continente en los últimos años, se convierte ahora en punta de lanza de una remontada que, aún débil en la economía real, ya se deja sentir con fuerza en los mercados. La recuperación financiera de Europa empieza por la Bolsa española. La que había sido origen de muchos de los temores del Viejo Continente en los últimos años, se convierte ahora en punta de lanza de una remontada que, aún débil en la economía real, ya se deja sentir con fuerza en los mercados. El Ibex 35 se confirma como el índice bursátil más pujante de la región entre halagos de analistas y una casi constante mejora de la prima de riesgo.

Cuando a principios del año, e incluso finales del pasado 2012, muchos analistas afirmaban con rotundidad que veían al Ibex 35 cotizando por encima de los 9.000 puntos básicos y a la prima de riesgo por debajo de los 300 puntos, muchos inversores se mostraban totalmente escépticos. Sin embargo, el renovado apetito por activos de cierto riesgo que marcó los primeros compases de este ejercicio que ya toca a su fin espoleó las compras incluso en las carteras de inversión más reacias a poner dinero en un mercado plagado de dudas al que meses después los gestores de Morgan Stanley elogiaban sin doblez en un celebrado informe bajo el título de ‘¡Viva España!’.

Con un volumen de negociación sólido que aportaba fiabilidad a la vertical escalada del Ibex, según comentaban entonces los expertos del análisis técnico, las dudas volvieron a poblar Europa y el rebote se fue tan rápido como llegó con la primavera. La cuestión del precipicio fiscal en EEUU, los rumores de un nuevo rescate internacional para Grecia, las sucesivas crisis políticas acontecidas en Italia y los escándalos de corrupción política y empresarial en España tambalearon los cimientos de la recuperación con la que inversores y analistas se comenzaban a frotarse las manos tras un gélido y prolongado invierno en lo que a oportunidades de inversión se refiere.

La senda de recuperación financiera en España ha tenido su principal valedor en el entorno macro. La progresiva mejoría de una balanza comercial en la que la empresa española se muestra cada vez exportadora, como varios altos cargos de Gobierno de Mariano Rajoy se han encargado de remarcar hasta la saciedad en los últimos meses, unida a unas cifras del paro que en repetidas ocasiones han conseguido mejorar incluso las previsiones de los analistas más halagüeños han sido los dos principales soportes de esta sostenida escapada alcista.

Más allá de las fronteras de ‘la piel de toro’, otras buenas noticias del ámbito macro también han inyectado optimismo en el parqué madrileño. En este sentido, China se merece una mención especial. Después de sucesivas muestras de enfriamiento económico en el ‘Gigante Asiático’, el segundo motor de las finanzas mundiales ha conseguido mejorar su tasa de producción industrial y manufacturera, comenzar a sanear su sistema financiero y cumplir con las previsiones de crecimiento que los expertos han venido formulando en los últimos meses.

A conseguir ese amable ‘¡Viva España!’ que de manera menos entusiasta pero igualmente optimista han ido expresando en los últimos meses un batallón de brókeres internacionales ha ayudado también la reciente y atropellada huida de los mercados emergentes. El temor a que las economías que hasta ahora habían aguantado mejor el bache de la crisis estén por lidiar ahora con sus horas más bajas a causa de la falta de demanda internacional para sus fábricas y de una inflación galopante ha tenido un efecto más que positivo para la Bolsa española y el resto de mercados consolidados, que han sido los nuevos destinos de buena parte del dinero que los inversores internacionales han sacado de Latinoamérica -especialmente de Brasil-, India, Indonesia y Turquía, entre otros.

Frente a una rentabilidad media acumulada en las Bolsas europeas del 16% al cierre de los diez primeros meses del año, el Ibex 35 saca pecho con una revalorización del 20%. Una cifra que en el caso de los índices que agrupan a las medianas y pequeñas cotizadas del parqué madrileño, los Ibex Small y Medium Cap que acumulan una pujanza del 43% y el 48% respectivamente desde enero. Nada que ver con el cauto 15% arriba que se apunta el EuroStoxx 50, el índice que agrupa a las más grandes corporaciones de la Eurozona.

Ante las previsiones de recuperación que se dibujan para Europa, y especialmente para los países denominados periféricos como España, los valores de mayor componente cíclico y los financieros, una vez que parecen bien apagados los fuegos que trajo la agresiva reestructuración del sector, se colocan como los más punteros en un avance que además, señalan los analistas, se sostiene en un creciente aumento de volumen de negociación fruto del regreso del dinero inversor que desde hace meses, incluso años, había optado por desmarcarse completamente de todo lo que pudiera vincularse con la ahora halagada ‘marca España’.

Ha sido un año de récords para la Bolsa: se han tocado los 10.000 puntos por primera vez desde hace dos años, se han encadenado nueve sesiones consecutivas al alza como no ocurría desde el año 2009 y se han alcanzado máximos desconocidos en los últimos 28 meses. Punto y aparte, según muchos -incluidos varios altos cargos de Bruselas- a las vacas flacas con que los inversores venían lidiando desde la súbita quiebra del gigante financiero estadounidense Lehman Brothers, allá por septiembre de 2008. Pero si la mejoría es patente en la renta variable, gracias también a una política de dividendos sostenida que coloca a España a la cabeza de Europa, lo es también en renta fija.

La desaparición al miedo de un rescate internacional que se daba por hecho en verano de 2012 como única salvación para que España no entrase en impagos ha sido el principal aliado del Tesoro en los últimos meses. La prima de riesgo que despedía el año pasado en unos sonoros 395 puntos -y eso que ya había pasado lo peor de un verano en que se vieron los 600 enteros- ha conseguido ceder incluso por debajo de los 240 en este ejercicio. Una mejoría de nada menos que el 40% al haber pasado de pagar un 5% por los bonos a diez años a menos de un 4,3% en apenas doce meses.

Al calor de esta progresiva mejoría, el Tesoro Público ha lanzado incluso una emisión pactada de papeles de deuda a 30 años. Una referencia que, debido a las viejas tensiones del mercado, no se había atrevido a emitir desde el año 2009. Y es que, los inversores perciben que el riesgo de que España entre en impagos es actualmente el más bajo de los dos últimos años, pues los seguros credit default swaps o CDS marcan sus precios más bajos desde 2011.

Con una Bolsa y una prima de riesgo que, por primera vez en muchos años mejora el comportamiento de las de la vecina Italia, los resultados corporativos del tercer trimestre y las previsiones de cierre de ejercicio de las cotizadas parecen tener la última palabra, según los expertos. En los balances de las empresas estará la clave para determinar si ha llegado un nuevo ‘milagro español’ o aún queda mucho para responder «¡que viva!» a la euforia de los inversores internacionales.

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