La deuda brasileña vive su mejor momento

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La deuda brasileña vive su mejor momento

Los inversores internacionales no dejan lugar a ningún tipo de duda. Las inversiones más rentables actualmente en toda la región de Latinoamérica se encuentran en Brasil. También las que encierra la deuda soberana. Sus apuestas son avaladas por las grandes agencias de calificación y unas perspectivas de crecimiento aún fuertes a pesar de la crisis financiera global. No pueden presumir de lo mismo otros países como, por ejemplo, Argentina.

Sin ir más lejos, el pasado mes de enero el Tesoro brasileño logró subastar deuda en dólares estadounidenses con vencimiento en 2021 pagando el coste de financiación más barato de toda su historia: un 3,449% de interés real. Algunos informes que circulan por los mercados apuntan a que el país latinoamericano es uno de los que más entrada de capital extranjero registra al año en toda la región; por eso recientemente las autoridades locales incrementaron el uso del IOF (un impuesto sobre las operaciones financieras para los inversores extranjeros) con la intención de regular o canalizar la llegada de tanta liquidez.

Nombres como Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch Ratings, las tres grandes agencias de calificación del mercado, sostienen el atractivo del país. Tanto Standard & Poor’s como Fitch mantienen una nota ‘BBB’. Moody’s, la calificadora que controla el magnate estadounidense Warren Buffett, otorga a la potencia latinoamericana una calificación ‘Baa2’. Las perspectivas son positivas en el caso de Fitch y Moody’s. Los analistas de Standard & Poor’s, sin embargo, prefieren ser algo más prudentes y catalogan el futuro de la deuda del país en la etiqueta “neutral”. Se espera que la economía brasileña se expanda un 2,18% en 2012, según las estimaciones de analistas encuestados recientemente por la agencia Reuters.

Brasil, además, proyecta una imagen de estabilidad política en el exterior. La sucesora del bien conocido Lula da Silva, Dilma Rousseff, obtuvo el 31 de octubre del 2010 un 56,1% de los votos frente al 43,9% conseguido por su rival, el conservador José Serra. Aunque diversos analistas políticos recuerdan que las desigualdades sociales se mantienen, así como en el resto del continente, el clima en el medio plazo es favorable a la estabilidad gracias a una clase media al alza.

En el polo opuesto a Brasil, los expertos sitúan a Argentina. Ausente de los mercados internacionales de deuda, este país afronta sus vencimientos con las reservas de divisa extranjera que mantiene su Banco Central. Aunque las perspectivas económicas no son pesimistas (las últimas estimaciones publicadas por la consultora Finsoport indican que el país crecerá un 2% este año), existe un grado de incertidumbre política que preocupa, dado que puede generar cambios en las élites de poder difíciles de prever y mucho menos de afrontar, tal y como se ha demostrado recientemente con el caso de Repsol y la expropiación de YPF.

Según el índice para medir la trayectoria de los bonos de mercados emergentes que desarrolla el banco JP Morgan Chase, más conocido como índice EMBI, la prima de riesgo argentina ha incrementado en un año su diferencial en relación al Tesoro de EEUU cerca de 400 puntos básicos. A finales del 2010 el diferencial se encontraba en los 510 puntos básicos mientras que a finales de noviembre del 2011 esta cifra ascendía hasta los 900 puntos básicos. Por comparar, la prima de riesgo griega en relación a los papeles emitidos por el Tesoro de EEUU se sitúa esta semana en los 2.500 puntos básicos. Si trasladamos la ecuación a España, la cifra que sale apunta a los 520 puntos básicos.

Entre ambos ejemplos -el que recomiendan los inversores y del que recomiendan huir- se encuentran países con cierto grado de atractivo. Es el caso de Chile, que tras haber estado ausente de los mercados internacionales de deuda desde el año 2004, en 2011 volvió a emitir papeles soberanos en dólares estadounidenses, repitiendo la jugada en 2012. En una nota enviada recientemente a sus clientes por un banco extranjero con una fuerte exposición a Chile se asegura que, sin embargo, “los inversores internacionales todavía prefieren adentrarse en los mercados de derivados antes que en bonos soberanos”. En este mismo informe se señala, no obstante, que las autoridades chilenas están llevando a cabo diversas gestiones para convertir la deuda soberana del Estado en un producto atractivo allende las fronteras del país.

Colombia es un ejemplo algo más satisfactorio: las autoridades locales ya han emitido en lo que va de año algo más de 24 billones de pesos (13.280 millones de dólares) en comparación a los 26 billones de pesos (14.34 millones de dólares) colocados en todo 2011. Esto se debe, entre otras cuestiones, al primer aumento de la calificación soberana que experimenta el país desde 1999; un hecho que ha conllevado la emisión de bonos buscando al inversor extranjero. En el caso mexicano, los buenos datos macroeconómicos y la confianza demostrada por la gran banca estadounidense han logrado que, por el momento, el capital extranjero que acaba en bonos del Estado aumente en relación a épocas anteriores.

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