Luxemburgo aspira a convertirse en la subcontrata preferida del Londres post-Brexit

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Luxemburgo aspira a convertirse en la subcontrata preferida del Londres post-Brexit

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El pequeño país se reivindica como destino preferente tras la desconexión de Londres con Bruselas por su estabilidad económica y política y el generalizado uso del inglés. Luxemburgo ha encontrado su baza para convertirse en el relevo de Londres como nodo financiero de Europa: la subcontratación. El supervisor del Gran Ducado se ha lanzado a promocionar esta posibilidad entre bancos y gestoras radicados en Reino Unido que no están dispuestos a desplazar al grueso de su personal y centros operativos.
 
La Comisión de Vigilancia del Sector Financiero (CSSF, por sus siglas en francés), nombre al que responde el supervisor de los mercados de valores luxemburgueses, reconoce sin titubeos que “tan pronto como percibimos interés” en estudiar un desembarco en el Ducado por parte de bancos de inversión, sociedades de gestión de carteras, instituciones de pagos y otras entidades, “los invitamos a venir, a contactarnos y a explicarnos sus planes”. Así lo explica Claude Marx, director general del organismo en una entrevista concedida a la patronal de la industria de los fondos de inversión del país.
 
Con motivo de un encuentro del sector promovido para analizar las posibles consecuencias del Brexit y las implicaciones que podría tener en la industria financiera de Luxemburgo, la CSSF ha defendido las bondades del sistema vigente en el país centroeuropeo que permite la delegación o subcontratación de ciertas actividades, de manera que las firmas radicadas en Londres puedan mantener allí su actividad y conseguir mediante este mecanismo mantener su pasaporte europeo.
 
Esta opción por promover Luxemburgo como un centro para la subcontratación de ciertos servicios clave para mantener el sello europeo de las entidades es consecuencia de la constatación de la ausencia de “instituciones dispuestas a establecer grandes plantillas” fuera del Reino Unido por parte de las entidades que tienen en el país isleño su principal centro de operaciones en el Viejo Continente. Una opción que choca con las iniciativas promovidas desde otros núcleos financieros de la región que, con sin esta posibilidad recogida en sus ordenamientos normativos, luchan por ser destino de aquellas compañías que decidan hacer una mudanza completa.
 
A tenor de esta ventaja, que desde el organismo supervisor luxemburgués se adereza con la populosa industria financiera del país, su sólida estabilidad económica y política y la existencia de ciertas figuras societarias únicas en el conjunto de la Unión Europea, el responsable de este organismo dice haber animado a compañías radicadas en Reino Unido a mudarse hacia sus fronteras empleando estos mecanismos aun cuando el Brexit pueda tardar en activarse todavía un tiempo.
 
El marco regulatorio del Gran Ducado establece ciertas obligaciones para “establecer un mínimo operativo” dentro de sus fronteras. En este sentido, se destaca la necesidad de establecer en el país un tamaño mínimo de la gestión autorizada, funciones clave y el sistema tecnológico de comunicaciones para la producción de los exigidos balances diarios de operaciones, así como un equipo de personas que pueda dar soporte y resolver preguntas sobre las cuentas abiertas por clientes. En cualquier caso, Marx considera que “no es un requerimiento muy grande”, ya que también se aplica un criterio de “proporcionalidad” en función del tamaño de cada entidad.
 
Más allá de las especificidades de los programas de subcontratación, la industria de fondos de inversión de Luxemburgo, representada bajo las siglas Alfi, pone en valor el uso generalizado del inglés en el país. El máximo responsable de la institución supervisora afirma que “el inglés siempre ha sido un lenguaje de trabajo” en el organismo que lidera y que “toda la plantilla” lo habla con fluidez. Además, desde hace tiempo el inglés se acepta como lengua para las relaciones de control, al poder facilitarse toda la información legalmente exigible en la lengua oficial del Reino Unido.

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