Iberdrola y Repsol, pioneras en colocar deuda corporativa directamente al BCE

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Iberdrola y Repsol, pioneras en colocar deuda corporativa directamente al BCE

Sede del BCE

Más allá de las compras en el mercado secundario, el BCE habría sido el comprador exclusivo de sendas emisiones de deuda celebradas por las dos energéticas españolas. Dos energéticas han sido las primeras cotizadas en probar los efectos del programa de estímulos del Banco Central Europeo (BCE) en grado superlativo. Además de haber formado parte de la cesta de compras en bonos corporativos españoles de la entidad emisora, Iberdrola y Repsol habrían celebrado también colocaciones privadas.
 
Las colocaciones privadas llevadas a cabo por estas dos compañías serían, según The Wall Street Journal, las únicas que hasta la fecha se habrían celebrado en el marco de los múltiples mecanismos contemplados por la última batería de estímulos del BCE. A pesar de que la operación ha trascendido ahora, el diario financiero la sitúa en apenas dos días después de haber presentado su renovado plan de protección al euro, el pasado 10 de junio.
 
El procedimiento habitual contemplado en el plan de compra de deuda corporativa pasa por llevar a cabo estas operaciones a través de los bancos centrales nacionales, en este caso el Banco de España. En la colocación privada, se puentea al organismo estatal para acordar directamente con la empresa emisora los términos de la misma: cuantía, valor nominal, plazo, cupón y demás pormenores.
 
La emisión de Repsol habría tenido lugar el pasado 1 de julio por un total de 500 millones de euros, según el rotativo neoyorquino. Mientras tanto, la colocación privada con Iberdrola se habría celebrado el 10 de junio por 200 millones de euros, solo dos después de que Mario Draghi y su equipo dieron el pistoletazo de salida a este mecanismo. En ambos casos, según apunta el diario, Morgan Stanley habría estado detrás de las emisiones.
 
El techo para el programa de compras sigue fijado en 80.000 millones de euros mensuales y en ningún caso se contempla que sea el organismo monetario el que toque la puerta de las empresas para estas colocaciones privadas. En su lugar, se apunta que serían las empresas las que tras constatar en libros el apetito del guardián de la Eurozona por sus papeles de deuda propondría la celebración de esta subasta cerrada a terceros.

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