Wall Street apuesta por los asesores cíborg

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Wall Street apuesta por los asesores cíborg

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Algunas startups han provocado una nueva revolución en los robo-advisors. Su combinación con gestores humanos es tendencia al alza en la meca mundial de las finanzas. Wall Street estrena un nuevo capítulo en el asesoramiento financiero. Más allá de las recomendaciones íntegramente diseñadas por robots tecnológicos, la nueva tendencia pasa por combinar estos robo-advisors con la menos rápida pero más concienzuda mano humana. Los asesores cíborg están aquí.

El último bróker en sumarse a esta tendencia ha sido ETrade Financial. Sus clientes recibirán una cartera modelo adaptada a sus requerimientos de tolerancia al riesgo, capital y plazo de inversión gracias al escrutinio de un robot. Así, recibirán propuestas de inversión en una pequeña fracción del tiempo que un asesor personal hubiera requerido para componer una cesta adecuada de inversión.

La diferencia con respecto a los robo-advisors, que en los últimos años han proliferado por doquier tanto en número como en sofisticación, está en que son humanos los que primeramente han diseñado cada cartera modelo que luego se distribuye para cada perfil inversor. No solo eso, la variación en posiciones de la cesta elegida así como las barreras de entrada y salida en cada activo las define también un gestor humano, no una máquina fundamentada en algoritmos y órdenes de ejecución automática.

Este mismo modelo cíborg se viene imponiendo gracias a pequeños despachos de inversión con modelo de startup que han visto un nicho de negocio en la reducción de costes que supone la distribución automática de carteras modelo y la diferenciación que aporta el que sea un equipo humano, disponible también para rendir cuentas y recibir en un despacho, quien decide la distribución de posiciones. Entre las firmas más conocidas con este sistema están Betterment y Wealthfront, que fundamentan su universo de inversión en fondos cotizados (ETF) y fondos de fondos.

Algunos gigantes de Wall Street ya han sucumbido a la novedad de la asesoría cíborg. Tal es el caso de Charles Schwab, que a mediados de los 70 ya fue pionera en ofrecer servicios de inversión low-cost, un modelo que entonces consiguió mediante la oferta de carteras modelo que no daban derecho de por sí a un asesoramiento personalizado. Ahora, la entidad con cerca de ocho millones de clientes ha apostado también con firmeza por este nuevo modelo que combina el bajo coste de la asignación automatizada de carteras con el trabajo de gestores humanos para su composición.

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