El índice rey de Wall Street sopla velas: 120 años del Dow Jones

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El índice rey de Wall Street sopla velas: 120 años del Dow Jones

Dow Jones

A su aparición, el Dow Jones contaba con solo doce miembros. Doce décadas después, sus cambios de composición siguen siendo tan inesperados como entonces. El índice bursátil con mayúsculas está de aniversario. El 26 de mayo de 1896 vio la luz por vez primera el Dow Jones. El indicador por excelencia de Wall Street cumple este jueves 120 años desde que dos periodistas lo trajeron al mundo con unas reglas de cálculo que han ido restando sentido a su apellido primigenio de “industrial”.

Al momento de su creación, únicamente formaban parte del Promedio Industrial Dow Jones -que es su nombre completo- un total de 12 compañías. No fue hasta hace solo 100 años que se determinó que para representar mejor la jungla financiera neoyorquina debía ampliar su cesta hasta 20 valores. Para alcanzar la composición actual de 30 cotizadas hubo que esperar hasta el año 1928, en pleno frenesí de un mercado alcista que vivió su abrupto fin con la Gran Depresión que dio arranque con el crack bursátil de solo un año después.

De la docena de compañías que formaron parte de la cesta de valores minuciosamente escogidos por Charles Dow y Edward Jones, inventores del índice, solo una permanece: General Electric. La compañía surgida solo cuatro años antes del diseño del Dow Jones a raíz de la fusión de la Edison General Electric de Thomas Alva Edison y la Thomson-Houston Electric Company es hoy un gigante aglomerado empresarial que abarca desde el primigenio negocio energético hasta infraestructuras, servicios financieros y medios de comunicación.

Los orígenes del selectivo apuntan a su naturaleza industrial, sector que en el momento de su aparición abanderaba el desarrollo de la economía estadounidense. Sin embargo, el hecho de que sus componentes se ganen el puesto por el simple hecho de su valoración bursátil provocó primero la irrupción de compañías de servicios entre sus integrantes y, después, de las más granadas firmas del sector tecnológico y digital. Es así que la industria pesada representa en realidad una minoría dentro de los 30 valores que aglutina en el día de su 120 aniversario.

A pesar de lo descrito anteriormente, lo cierto es que una abultada capitalización no es un pasaporte automático para entrar en el índice. Como apuntan sus actuales responsables, “la selección de valores no se rige por normas cuantitativas”. Además de este requisito indispensable de contar entre los blue-chips o pesos pesados de Wall Street, se exige “una excelente reputación, demostrar un crecimiento sostenido y ser de interés para un gran número de inversores”. Este último punto, se garantiza con la inclusión de compañías que obligatoriamente formen parte del índice agregado Standard & Poor’s 500 (S&P 500).

Dentro de estas normas hay dos excepciones, las empresas que concentran su actividad en servicios públicos o utilities y en transporte están excluidas, pues cuentan con sus propios índices de referencia sectorial dentro de la familia Dow Jones. Estos tres componen “un microcosmos de blue-chips dentro del mercado de valores de EEUU”, explican sus gestores.

Otros dos puntos más restan para tener el cuadro completo que permite a una compañía acceder al Olimpo de la Bolsa neoyorquina. El primero es que su nominación ayude a “mantener una adecuada representación de los sectores”. El segundo, que las compañías deben estar registradas y domiciliadas en los EEUU, nación de la que debe procede una porción significativa de sus ingresos. Norma esta última de más reciente formulación a consecuencia de la llegada a Wall Street de compañías de todos los rincones del mundo y, especialmente, israelíes y chinas.

El histórico Dow Jones es conocido también simplemente como Dow -marca registrada por sus gestores de S&P Dow Jones Indices- o por sus siglas en inglés DJIA, por ser el decano de esta familia de índices y, a la par, de todos los miles de millares existentes a día de hoy en todo el mundo. Su peso más pesado pondera un 10,2% en la evolución de su gráfica de precios, mientras que el conjunto de sus diez valores más determinantes supone un 57,5%.

La composición actual del índice no tiene fecha de caducidad. A diferencia de un nutrido grupo de indicadores de referencia, entre los que se cuenta el Ibex 35 español, no tiene un calendario establecido de revisiones anuales, semestrales o trimestrales. Los cambios se hacen simple y llanamente “en la medida en que sean necesarios”, sentencian sus custodios. En cualquier caso, estas variaciones en la cesta de los 30 valores que lo componen desde hace 88 años se vienen anunciando entre “uno a cinco días antes” de que se hagan efectivos, un factor que dificulta el trabajo a los fondos de inversión que replican el comportamiento del índice cuando se producen, que en realidad es mucho menos a menudo que lo que acostumbran los índices de referencia de la mayor parte de las Bolsas europeas.

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