La guerra se reabre en Pescanova tras la cancelación del crédito supersénior

La crisis de Pescanova

La guerra se reabre en Pescanova tras la cancelación del crédito supersénior

Pescanova

Los accionistas de la histórica cabecera de Pescanova piden explicaciones internas sobre si la cancelación del polémico crédito supondrá costes por hasta 300 millones. Los accionistas de la antigua Pescanova redoblan el pulso frente a sus acreedores. Cuando parecía que las tensiones amainaban en la pesquera gallega, los inversores históricos de la compañía han vuelto a acusar a los bancos que ahora controlan el grupo alimentario de ningunearles para imponer prácticas financieras de escasa claridad.

En un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), los responsables de la antigua Pescanova ponen en cuestión los efectos de cancelación del crédito supersénior cuya suscripción por parte de los propios bancos acreedores criticaron anteriormente. En su opinión, este préstamo volvía a poner en apuros la supervivencia de la compañía.

Después de denunciar que los inversores históricos de Pescanova han tenido noticia de la marcha atrás en el crédito supersénior únicamente a través de los medios de comunicación, “y no a través de los cauces internos de Nueva Pescanova”, en cuyo consejo tiene asiento un representante de la antigua matriz del grupo, hacen hincapié en que desconocen los “efectos de dicha cancelación sobre el patrimonio” de la sociedad. En especial, si con la suspensión del mismo queda suspendido también el desembolso de 300 millones de euros en conceptos de comisión.

Los inversores de la antigua compañía, enviada al abismo de la quiebra a consecuencia del falseamiento de cuentas orquestado por su antiguo presiente Manuel Fernández de Sousa, subrayan que este paso atrás ha sido “asumido unilateralmente por determinados acreedores concursales”, como lo fue su suscripción. En algunos círculos se acusa a los bancos de haber perseguido solo una rentabilidad extra para su rescate a la piscícola gallega, especialmente después de que sus socios ahora minoritarios consiguieran asegurarse un 20% del capital de Nueva Pescanova en lugar de conformarse con el 5% que se les había ofrecido originalmente.

Por lo que se refiere a la firma del contrato de financiación supersénior, los accionistas van más allá y advierten de que no solo es que no se contempla “una exigencia semejante” en la Ley Concursal, sino que su firma podría haber infringido “los postulados básicos contenidos en nuestro Derecho Civil”. Asimismo, rechazan que fuera la cúpula de la antigua matriz la que presionase a la toma de este préstamo “ni en su sesión del 28 de abril de 2014 ni en ninguna otra anterior ni posterior […] como parece deducirse” del estamento de la nueva sociedad cabecera del grupo.

Mientras tanto, la presentación de las cuentas anuales de Nueva Pescanova se sigue dilatando. Un factor que imposibilita el regreso de la compañía a cotización en Bolsa a pesar de que cuente ya con el visto bueno a la puesta en marcha de su convenio de acreedores. La espera a este balance imposibilita que la formulación por parte de la antigua cabecera del suyo propio para el ejercicio 2015 y la convocatoria de una junta de accionistas que apruebe dichas cuentas y otorgue mandato de regreso a negociación bursátil, de la que el valor permanece suspendido desde marzo de 2013.

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