Los analistas auguraban que tras la todavía reciente marcha de Urrutia se abriera un periodo de relativa calma, que no lo ha sido, en la cúpula directiva. Enésimo baile de sillas en la alta dirección de Vocento. La familia Castellanos abandona el único puesto que se le confería en el consejo de administración de la sociedad, donde ya ha presentado la dimisión. Un panorama que condena al grupo de medios a su quinta sesión consecutiva bajista, tobogán en el que ya se deja un 13% de su capitalización.
La renuncia de Jaime Castellanos, representante de la familia inversora, se ha hecho pública a través de un escueto hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que no se dan los motivos de la misma ni tan siquiera el nombre del hasta ahora consejero dominical. En su lugar se habla únicamente de que en la reunión celebrada ayer lunes por el órgano ejecutivo de la compañía se produjo la dimisión del representante de Casgo SA, la sociedad mediante la cual la familia controla un 3,99% del grupo editor.
Esta retirada se produce apenas un mes después de que Víctor Urrutia se deshiciera de todas sus posiciones de cartera en la casa editora del diario ‘ABC’. En este caso, la inversión ascendía a un 10,14% del grupo, por lo que el impacto sobre su cotización fue mayor. Ahora, los inversores descuentan la posible desinversión del ya exconsejero, por lo que son muchos los que se apresuran a hacer caja en la cotizada.
Castellanos fue presidente del grupo Recoletos y durante su permanencia en el consejo de administración del grupo se alineó con los postulados a favor de separar el diario de tirada nacional del resto de cabeceras regionales con el fin de optimizar el negocio y la estructura de la compañía. A favor de este postulado se mantenía también Urrutia, con lo que ahora la permanencia del rotativo fundado por Luca de Tena en el grupo mediático parece asegurado.
Las acciones de Vocento se apuntan este martes caídas del 0,79%, hasta los 1,25 euros por acción. Se repiten así mínimos de finales del año pasado, cuando la compañía comenzó a remontar ante la expectativa de que tras la marcha de Urrutia se abriera un periodo de relativa calma, que no lo ha sido, en su cúpula directiva.
