El mundo árabe pone sobre el tejado de la Casa Blanca el futuro del petróleo

Petróleo

El mundo árabe pone sobre el tejado de la Casa Blanca el futuro del petróleo

Extracción de petróleo

Los países del área del Golfo Pérsico instan al resto de productores de crudo a que abandonen sus planes de expandir su capacidad de bombeo para el próximo año. El futuro del mercado petrolero pasa por la Casa Blanca. Los países árabes, mayoría indiscutible en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), han instado al resto de naciones productoras de ‘oro negro’ a frenar su producción para estabilizar precios. Un mensaje que los analistas han entendido como un claro órdago a EEUU.

La última llamada a la prudencia en el bombeo de fondos ha llegado desde Emiratos Árabes Unidos. El ministro de Energía del país, Suhail al-Mazroui, ha invitado a las naciones no miembros de la OPEP pero productoras de petróleo a “dar un paso al frente para equilibrar el mercado” y “congelar la producción en el año 2015”. Una vía por la que el cártel optó el pasado noviembre bajo los auspicios de Arabia Saudí pero que de momento no se ha traducido más que en un drástico recorte de precios que ya comienza a poner en aprietos las finanzas de algunos integrantes del grupo.

Estas declaraciones llegan desde Abu Dabi, capital emiratí, al término de una reunión de trabajo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo Árabes (OPAEP) en la que se integran algunos países que no forman parte del cártel global. Un foro en el que algunos de sus participantes han ido más allá y han llegado a hablar de una “conspiración política” para hundir el precio del crudo y, con él, las finanzas de algunos países cuyas economías dependen sobremanera de esta materia prima. Es el caso de Irán, cuyas relaciones con EEUU son bien conocidas poco amigables y cuyo ministro Biyán Namdar Zangané titular de la cartera de Petróleo es el responsable de estas acusaciones.

Tanto el político iraní como su homólogo emiratí llevan al frente de sus responsabilidades desde mediados de 2013, periodo en el que se ha producido hasta la fecha uno de los mayores y más prolongados descalabros de precio para el ‘oro negro’. Una situación que los analistas atribuyen en gran parte a la proliferación de nuevas de extracción como el fracking o fractura hidráulica que ha colocado a muchos países como potenciales líderes mundiales de producción petrolera, tal como es el caso de EEUU, que ha visto multiplicar exponencialmente su capacidad de autoabastecimiento mientras que las previsiones de futuro en este ámbito no hacían más que caer.

Aunque analistas e inversores del mercado de materias primas aguardaban que el mes pasado la OPEP hubiera anunciado una ralentización en el bombeo de sus pozos, la organización optó por una firme ‘declaración de guerra’ a estas nuevas técnicas extractivas que ponen en apuros el poder de los productores tradicionales. El barril de crudo obtenido por fracking viene suponiendo unos costes de 50 dólares de media, mientras que el bombeo que practican los países árabes del entorno del Golfo Pérsico apenas conlleva el consumo de apenas cinco dólares por unidad. La décima parte.

Desde los propios cuarteles generales de la OPEP en Viena se había advertido a comienzos del verano pasado que si el montante total de producción mundial seguía en aumento y, por tanto, los precios seguían menguando, los medios no convencionales empleados dejarían de ser rentables y las empresas del sector se verán obligadas a frenar su actividad. Ahora, parece que sus discursos van más allá y por primera vez apuntan hacia el gigante norteamericano que amenazaba con hacer sombra en un negocio en el que hasta ahora los grandes jeques y oligarcas de Oriente Medio habían impuesto sus reglas del juego por controlar más de un 40% de la producción global.

Ciertamente, los analistas de commodities confirman que la industria petrolera estadounidense corre peligro mientras la OPEP no eche el freno a su producción. Algo que por el momento se antoja más que improbable a pesar de que algunos miembros de la institución como Venezuela y Nigeria han mostrado su discrepancia hacia una guerra abierta que ha dejado el precio del crudo en los mercados de referencia a precios que ponen en una situación más que delicada la salud de sus arcas públicas. En el caso del país caribeño, la probabilidad de impagos ha alcanzado ya máximos en la historia del chavismo y el presidente Maduro se ha visto obligado a lanzar un impopular programa de recortes salariales para altos funcionarios.

En cualquier caso, este pulso llega como un nuevo reto para la desgastada administración Obama en una Casa Blanca que la gran mayoría de encuestas dan por perdida para los demócratas. Si bien la producción de hidrocarburos en EEUU no está tan monitorizada por el Gobierno federal ni con mucho como ocurre por las autoridades de los países árabes, la pelota recae ahora sobre el Departamento de Energía que dirige el físico nuclear Ernest Moniz. En el cargo precisamente también desde mediados del pasado año.

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