Tras tocar máximos históricos en septiembre, el Dow Jones se recupera tras un octubre en caída libre. ¿La culpa? De los resultados empresariales. La campaña de resultados ha logrado devolver al principal indicador de Wall Street, el Dow Jones, a la senda que busca los 17.000 enteros después de haberse desplomado, en los primeros días de este mes, hasta los 16.120 puntos por culpa de diferentes factores políticos que han traído gran volatilidad a los mercados.
Uno de esos factores ha sido Grecia: el Gobierno que lidera Antonis Samarás ha sugerido que su país podría abandonar la tutela de la Troika antes de tiempo. Otro se encuentra en el auge del Estado Islámico y cómo la muerte de varios ciudadanos estadounidenses en sus manos puso a Barack Obama en una situación política incómoda. En tercer lugar, la llegada del virus del ébola a suelo norteamericano, si bien ha disparado las acciones de algunas farmacéuticas que trabajan en la búsqueda de una vacuna, ha generado nerviosismo en las finanzas del país.
Sin embargo, las grandes compañías de EEUU han puesto, de momento, en cuarentena al nerviosismo de los inversores. Algunos ejemplos: Microsoft superó las expectativas del mercado; Apple hizo lo propio unos días antes, igual que Caterpillar y 3M.
Con la recuperación de Wall Street vuelven los temores sobre una posible burbuja bursátil. Vuelven porque el premio Nobel de economía, Robert Shiller, dijo hace este mismo año que el indicador cape de las acciones estadounidenses se encuentra en 25 puntos. Su temor se basa en que el dato actual sólo ha sido superado en tres ocasiones desde 1881: en los años cercanos a 1929, cuando la Bolsa literalmente se derrumbó; en 1999, antes del estallido de la burbuja tecnológica, y en 2007, antes de comenzar la turbulencia generada por las hipotecas subprime.
Y es que ya el pasado mes de septiembre, en concreto el día 19, el Dow Jones alcanzó un récord histórico al superar los 17.200 puntos; una cifra que no se había visto antes y que culminaba un ascenso casi continuado desde el 6 de marzo del año 2009, cuando el principal indicador de la Bolsa de Nueva York tocó fondo en plena crisis financiera al situarse en los 6.626,94 enteros.
