Islandia, esa pequeña isla del Atlántico que ha logrado superar por su cuenta y riesgo los compases más severos de la crisis que dejó su sistema bancario allá por el año 2008, ha encontrado un camino de lo más creativo para remar hacia una estabilidad económica duradera: apostar por el cine y, en general, la industria cultural.
Según ha informado la agencia Bloomberg, el Gobierno de Islandia reembolsa actualmente el 20% de todos los costos de producción de cine y televisión en el país. La discreta economía, aplaudida por Paul Krugman y el Fondo Monetario Internacional (FMI), considera que el sector de las artes creativas puede resultar una de sus bases en el medio plazo.
En primer lugar, porque la realización cinematográfica está aportando una nueva fuente de ingresos a la economía islandesa que mueve del orden de 13.000 millones de dólares (algo más de 10.000 millones de euros). Y en segundo lugar, porque muchas de sus películas fomentan la curiosidad y, en última instancia, el turismo, que es otra de las grandes fuentes de ingresos del país.
La industria «está teniendo un impacto positivo considerable en la economía de Islandia», aseguró Helga Margret Reykdal, gerente de Truenorth, una productora de cine con sede en la capital, Reikiavik. La isla tiene más de 7.000 empresas clasificadas como firmas que trabajan en las artes creativas, según un informe del Ministerio de Industria fechado en 2011.
Agust Einarsson, profesor de Economía en la Universidad Bifrost, estima por su parte que aproximadamente un 25% de la fuerza de trabajo nacional participa en los «sectores creativos», representando alrededor del 4% de la producción total de Islandia.
