El gobernador de Florida se ha visto forzado a visitar España casi en el peor momento posible para sus intereses. Todo por culpa de Cuba y por la dura actitud que el anticastrimo radical intenta mantener con las empresas que tienen intereses en la Isla. En este contexto, le va a ser dificil encontrar empresas españolas interesadas en invertir en aquel estado de EEUU.
De todos los días que hay en el año, el gobernador de Florida ha aterrizado en España en plena controversia sobre la situación de Cuba. A la polémica suscitada por el propio Rick Scott tras sancionar una ley para impedir a todos los poderes locales del Estado que contraten o paguen con dinero público a empresas que tengan intereses en la isla, que más tarde ha paralizado, se ha unido un cambio en la posición del Gobierno de España.
Mientras que con los ejecutivos de José María Aznar se lanzaban constantes guiños a los colectivos anticastristas, que aún protagoniza la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, con Mariano Rajoy esta situación ha cambiado. O por lo menos eso se desprende de una respuesta parlamentaria del Gobierno a IU sobre el bloqueo.
Es una respuesta por escrito, el Gobierno cree «necesario poner fin al bloqueo comercial, económico y financiero impuesto a Cuba por los Estados Unidos», ya que «contraviene las reglas básicas del comercio internacional», asegura el Ejecutivo en este texto según fuentes parlamentarias. Una actitud que nada gusta a los anticastristas.
En medio de todo esto, el gobernador llega a España para participar mañana, entre otros actos, en una jornada titulada ‘Oportunidades de negocio para las empresas españolas en Florida’ junto al secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz. Un evento que centra la viaje de Scott de la mano de la Fundación ‘España Florida 500 años’.
Precisamente, en torno a esta necesidad de inversiones desde España hoy se ha conocido que Repsol ha supendido sus operaciones en Cuba tras obtener resultados negativos en la perforación del pozo Jagüey. Y es que, tras la expropiación de YPF, las operaciones en la isla suponían un riesgo demasiado elevado para la petrolera, según los expertos, por lo que ha decidido dar este paso.
Sin estas ataduras, Repsol podría dirigir sus operaciones hacia aguas estadounidenses cercanas a Florida sin incumplir ninguna ley, como la promulgada por Scott, si es que esta algún día se implanta sin problemas.
Una vez más los anticastristas complican el escenario. Cuando los republicanos moderados, entre los que se integra Scott, están dispuestos a pedir a Obama que plantee la exclusión de Argentina del G20 por haber nacionalizado YPF, el Tea Party y el ala dura acusan a Repsol de preocuparse sólo de su cuenta de resultados y de no haber tenido escrúpulos a la hora de invertir en Cuba, aunque su dinero haya ayudado al castrismo a mantenerse.
