Aumenta la tensión entre Turquía y Grecia

Grecia y Turquía

Aumenta la tensión entre Turquía y Grecia

Bandera de Turquía

El Tribunal Supremo heleno rechaza extraditar a Turquía a ocho militares turcos acusados de participar en el golpe de Estado del pasado mes de julio. Las fronteras turcas nunca han sido un lugar plácido para pasar la jubilación. La posición geoestratégica de Turquía convierte al país liderado por Recep Tayyip Erdogan en un espacio lleno de roce y confrontación donde los intereses nacionales e internacionales compiten entre sí.
 
En los últimos años el foco se ha centrado en su frontera sur, la que le separa de Siria y en donde mantiene desde hace décadas un conflicto militar y político con el pueblo kurdo. Sin embargo, históricamente han sido las fronteras del oeste las que le han provocado mayores preocupaciones.
 
Grecia y Turquía mantienen una relación que oscila entre la tensión y la distensión desde tiempos mitológicos, y que explotó en la guerra greco-turca de 1919. Desde entonces, griegos y turcos conviven con intromisiones militares casi diarias en espacio enemigo, así como con la cuestión chipriota de fondo. Una isla divida en dos partes: la turca al norte y la ‘griega’ al sur. Aunque es cierto que ambos países están trabajando en la actualidad para tratar de alcanzar un acuerdo de paz en la isla.
 
En cualquier caso, a estas situaciones casi perennes, ahora hay que añadir el asunto de los militares turcos ‘refugiados’ en Atenas.
 
El Tribunal Supremo de Grecia decidió este jueves rechazar la extradición a Turquía a ocho militares turcos acusados de haber participado en la preparación del golpe de Estado contra Erdogan del pasado mes de julio.
 
Los ocho hombres – tres generales, tres tenientes y dos sargentos – huyeron en helicóptero a Grecia nada más producirse el golpe de Estado, aunque aseguran no estar involucrados en él, ni militarmente ni estratégicamente. Sin embargo, Turquía ha exigido la devolución inmediata de los “traidores” – tal y como los cataloga – tras esta decisión de “escándalo”.


La Corte griega, a través de su presidente, Giorgos Sakkas, ha considerado que la probabilidad de que los militares otomanos reciban un juicio “justo” en Turquía es “considerablemente reducida” y por eso rechaza su extradición.  A raíz del intento de golpe de Estado, decenas de miles de personas de todos los sectores de la sociedad turca han sido purgados de sus puestos de trabajo, incluidos oficiales militares, funcionarios gubernamentales, periodistas y maestros de escuelas.
 
De hecho, los soldados aseguran que sus familiares en Turquía han perdido sus puestos de trabajo y han sido confiscados sus pasaportes para que no puedan acudir a verles.
 
La decisión del tribunal es definitiva y no puede ser apelada. Algo que ha supuesto un gran dilema político para el Ejecutivo griego, que desde un comienzo ha dicho que respetará la decisión de los tribunales. El ministro de Justicia, Stavros Kontonis, dijo antes del veredicto que no intervendría en la decisión.
 
Ahora queda a la espera la reacción de Turquía, que previsiblemente actuará con cierta beligerancia a la decisión del tribunal.

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