¿Por qué los desastres naturales se ceban con Haití?

Desastre en Haití

¿Por qué los desastres naturales se ceban con Haití?

Haití

El país comparte isla con República Dominicana, que tiene 11 años más de esperanza de vida. El huracán Matthew llegará este mediodía (14:00 hora española) a West Palm Beach, en el Estado de Florida (Estados Unidos). Lo hará manteniendo la misma fuerza con la que ha arrasado varias islas del Caribe. Un huracán de fuerza 4 con vientos superiores a los 250 kilómetros por hora. Desde 2007 no se ve algo semejante y muchos de los municipios estadounidenses que lo esperan han decretado el ‘estado de excepción’. En el Caribe, sin embargo, es ahora cuando comienzan a lamerse las heridas, y como siempre, hay un país en estado crítico: Haití.
 
El huracán Matthew ha dejado tras de sí a más de 300 muertos – posiblemente sean muchos más – en el país más pobre del mundo. Haití comparte isla ‘la española’ con la República Dominicana. Sin embargo, los fallecidos en el país vecino apenas superan la decena.
 
¿Por qué compartiendo isla existe esa enorme diferencia?
 
Haití y República Dominicana cuentan aproximadamente con la misma cantidad de población, 10 millones de habitantes. No obstante, existen brechas profundas entre una sociedad y otra. La más ilustrativa: La esperanza de vida de los haitianos apenas llega a los 62 años mientras que la de los dominicanos alcanza los 73. Un dato esclarecedor a pesar de que la República Dominicana es uno de los países menos prósperos de América Latina
 
Las diferencias entre ambos Estados se agudizan en todos los sectores económicos, pero es cuando sucede una catástrofe natural como el huracán Matthew cuando se cuestiona la principal: ‘¿Por qué Haití sí y República Dominicana no?’.
 
Principalmente existen dos cuestiones que explicarían grosso modo la diferencia. La economía y la geografía. Haití es el país más pobre del mundo y eso se nota nada más pisarlo. Mientras que en la República Dominicana existe una red de carreteras aceptable, en Haití se necesitan horas para recorrer unos pocos kilómetros, y en momentos de extrema gravedad y necesidad de huida ese déficit resulta demoledor.
 
Además, los principales núcleos de población haitiana se sitúan en las zonas costeras, siendo más proclives a sufrir inundaciones. Esos núcleos, esas ciudades, están constituidas por edificios deficientes, barriadas frágiles e infraestructuras precarias de alcantarillado. Sin embargo, son las que monopolizan el empleo, provocando que cada vez más gente se instale sobre las colinas que rodean ciudades como Puerto Príncipe. Remy Sietchiping, especialista sobre tierras en el Programa de Asentamientos Humanos de las Naciones Unidas, aseguró hace unos años que “la pobre administración del territorio en las prominentes pendientes de estas montañas y cerros han llevado a la degradación severa de la tierra y la vegetación, así como a la destrucción del drenaje natural”.
 
Esa es una de las principales causas geográficas, intrínsecamente ligada a la economía, que provocan la tragedia haitiana. La deforestación y degradación medioambiental, junto a la urbanización de las áreas cercanas a las desembocaduras de ríos, son las culpables de las inundaciones desproporcionadas. República Dominicana, por ejemplo, ha optado por proteger la vegetación y el espacio medioambiental para que la tierra y los árboles puedan ejercer como muros naturales a las riadas, entre otras cosas.
 
El problema es que la debilidad económica de Haití – durante tantos años recomendado por el FMI – deriva en que mucha población encuentra en la madera la fuente principal de energía. La fragilidad del sistema eléctrico provoca esa deforestación, y las fuertes lluvias deslizamientos por las empinadas montañas ya sin árboles, debilitando así los medios de subsistencia de la población local.

Más información