Los Países Bajos, el bálsamo fiscal de las grandes empresas armamentísticas

Los Países Bajos, el bálsamo fiscal de las grandes empresas armamentísticas

Armamento

Uno de cada dos dólares destinados a la producción de armas van a parar a empresas que tienen ‘sede ficticia’ en los Países Bajos. La opacidad sobre el negocio armamentístico es mayúscula. Por ello, el último estudio del Instituto Transnacional, esta vez en colaboración con la organización holandesa Stop Wapenhandel (Stop el comercio de armas, en neerlandés), ha querido mostrar algunos datos sobre ciertos asuntos que se esconden detrás del sector, el cual es uno de los protagonistas de ‘los papeles de Panamá’.

Gracias a la filtración de los documentos de Mossack Fonseca, el informe, firmado por el investigador Martin Broek, ha dilucidado dos contundentes conclusiones: seis de las diez grandes empresas que dominan el sector armamentístico aprovechan la baja fiscalidad de los Países Bajos para pagar menos impuestos y uno de cada dos dólares destinados a la producción de armas van a parar a empresas que tienen ‘sede ficticia’ en este país europeo.

País con una fiscalidad atractiva para aquellas sociedades que buscan regatear los tipos impositivos de otros países, los Países Bajos, pese a no ser reconocido por las instituciones internacionales como paraíso fiscal, están definidos como tal por gran parte de los expertos y esas características que reconocen al país de los tulipanes no pasan desapercibidas para las compañías armamentísticas. “Es perverso que las empresas de armamento, que en sí son casi enteramente dependientes del gasto público, hagan todo lo posible para pagar tan poco como sea posible”, ha valorado el investigador Martin Broek , autor del estudio.

Apoyándose en los documentos publicados en ‘los papeles de Panamá’, ambas organizaciones han descubierto además, tras revisar los datos de la Cámara de Comercio holandesa, que una de cada tres empresas armamentísticas englobadas en el top 100 mundial tiene una o más estructuras en los Países Bajos, siempre con el fin de aprovechar esa laxa fiscalidad. Unas cifras que representan un total de unos 203.000 millones de dólares de la producción anual.

El conflicto llega al comprobar que éstas no tienen relación alguna con el país europeo, más allá de estar registrada ahí: “Resultó que las empresas de armas tienen nula presencia o personal mínimo en los Países Bajos, así como que tienen casi vacías las oficinas. A veces, con tan sólo tener un buzón en el país les permite pagar impuestos legalmente”, ha criticado Broek. Una ‘tradición’ holandesa que, anteriormente, ya ha sido objeto de discusión en el Parlamento neerlandés, sobre todo, al ver la relación con el negocio armamentístico.

No obstante, el sector armamentístico no es el único que acude a los Países Bajos para beneficiarse de las tasas impositivas del país europeo. De hecho, se estima que entre 12.500 y 20.000 empresas (el 90% de todas las sociedades registradas en la nación europea) tienen ‘sede ficticia’ en los Países Bajos para sacar provecho y pagar menos impuestos en sus respectivos países donde, realmente, operan.

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