La derecha y el centroderecha francés ha conseguido 246 votos de los 288 que necesitaban para sacar adelante la moción de censura. El esquivar al Parlamento francés para aprobar la reforma laboral sin necesidad de los votos de la Cámara ha desembocado en una moción de censura contra el Gobierno del primer ministro galo Manuel Valls. Un órdago del que ha salido airoso el político por 42 diputados de diferencia. Una decisión que ha encabezado Los Republicanos, partido de centroderecha, y que ha contado con el visto bueno de 246 diputados, lejos de los 288 que necesitaban para sacar adelante la moción.
Las voces de rebeldía contra la reforma laboral se han ido manifestando desde que se conociese el proyecto: tanto en las calles como dentro del propio Partido Socialista. Es el caso de 30 diputados del partido del Gobierno que intentaron reunir las 58 firmas necesarias para presentar una moción de censura de izquierda. Un acto que no lograron completar y que provocó que la iniciativa la encabezase el centro y la derecha al lograr las 190 firmas.
La falta de apoyos para sacar adelante la moción de censura ha sido el último paso para que el ‘decretazo’ de Valls sea una realidad. Por ello, la llamada ‘Ley El Khomri’ –por la ministra de Trabajo- se da como aprobada en primera lectura y ahora seguirá el proceso legislativo en el Senado. “La reforma debe desembocar en algo ya”, ha sentenciado el primer ministro francés justificando la decisión de ‘saltarse’ los votos del Parlamento galo.
Una moción de censura impulsada por la derecha francesa que no ha logrado su propósito ni ha encontrado el ‘sí’ de esos socialistas rebeldes contrarios al voto de una moción al entender que la motivación de esa bancada era contraria al paso que dieron ellos. Mientras tanto, las calles parisinas, según los sindicatos, juntaron a 50.000 manifestantes contra la medida que aprobará Valls.
