Y Trump acabó con las maniobras del ‘aparato’ republicano

Primarias EEUU

Y Trump acabó con las maniobras del ‘aparato’ republicano

Donald Trump, precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos

Tras imponerse en las primarias de ayer en Indiana el camino a la nominación del magnate quedaba sellado y sus dos rivales, Ted Cruz y John Kasich, se retiran de la carrera Confirmado. John Kasich y Ted Cruz han abandonado la carrera por la nominación republicana a la Presidencia de EE.UU. Así, lo que empezó casi como un chiste, para progresivamente irse convirtiendo en una de las peores pesadillas del ‘establishment’ conservador, ha acabado por convertirse en realidad: Donald Trump será el candidato del Viejo Gran Partido; el GOP, por sus siglas en inglés (Great Old Party).

Con tanta desesperación necesitaban anoche en Indiana, el gobernador de Ohio y el senador por Texas evitar la victoria de Trump que una vez se confirmó la victoria de éste, nada menos que con casi el 54% de los votos, no les ha quedado más remedio que retirarse de la carrera. Y es que el neoyorquino ya lo había adelantado: «Si ganamos en Indiana, esto habrá acabado», afirmó rotundo antes de las votaciones en el Estado del medio-este estadounidense.

Llegan también así a su fin las especulaciones en torno a la «convención dividida» a la que con igual desesperación se agarraban los prebostes del partido conservador. O, en lo que se ha demostrado aún peor para sus intereses que la desesperación; sin recato, y con muestras demasiado evidentes de que si encontraban un resquicio formal para apartar a Trump, los votos de las primarias podían ser ignorados.

Así las cosas, la deslabazada alianza entre Cruz y Kasich, después de todo, si dio muestras parciales de funcionar. No en vano, el voto del gobernador de Ohio se desplomó y anoche llegó tan sólo al 7,5%. Parece por tanto que gran parte de sus seguidores si hicieron caso a las indicaciones de ‘voto útil’ y anoche apoyaron a Cruz. O lo que es lo mismo, fueron a las urnas en clave anti-Trump.

Pero, como decíamos, sólo funcionó en parte. El problema ha sido que la poca sutileza con la que la mayor parte del aparato del partido ha intentado combatir a Trump, se volvió en su contra. Solo así se explica que en las últimas primarias, Trump haya conseguido aglutinar cada vez mayor porcentaje de voto.

Tanto así que, gracias al apoyo de un sector de votantes que probablemente no le hubieran apoyado en condiciones normales, pero que tampoco deseaban que el ganador de las primarias fuese apartado de la nominación en una ‘convención dividida’; el magnate había superado ya el umbral del 50% de los votos en las últimas primarias. Una cifra que, obviamente, hace intrascendente la agrupación o división del resto de votantes.

De esta forma, Trump iba lanzado, tras la victoria de anoche, no ya a llegar a los 1.237 delegados; sino que incluso podría haber llegado a superar los 1.400 sin la retirada de Cruz y Kasich. Un hecho que el senador por Texas fue el primero en reconocer, ya en la misma noche de ayer, al señalar que ya no veía un «camino viable hacia la nominación».

De ahí, su retirada. Aunque, eso sí, Ted Cruz ya ha dado señales de que su intención es tan sólo la de dar un paso atrás en espera de una nueva oportunidad. Así, el senador por Texas anunció que piensa seguir al frente de esa coalición de votantes que no abandonará la «lucha por defender la Constitución y los valores judeocristianos que construyeron America».

Y, hoy mismo, ha sido el gobernador de Ohio quien ha tenido que dar también ese paso atrás. Pese a que anoche su equipo de campaña anunció que mantendría su apuesta por imponerse en una convención dividida; al final tampoco le ha quedado más camino que reconocer la realidad: ese camino hacia la nominación era aún más inviable que el de Cruz.

Pero, al menos, antes de irse, Kasich nos ha dejado una nueva muestra de una de esas claves que explican la victoria de Trump. Y es que incluso hoy mismo, cuando la noticia ya se había filtrado, su equipo de campaña ha sido capaz de ofrecer una versión y su contraria en menos de una hora. Sintomático de cómo es posible que el magnate neoyorquino haya llegado hasta aquí.

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