El expresidente de Volkswagen se embolsa 7,3 millones de euros pese al escándalo

El expresidente de Volkswagen se embolsa 7,3 millones de euros pese al escándalo

Martin Winterkorn, expresidente de Volkswagen

Winterkorn renunció a fines de septiembre después de que saliera a la luz que la empresa había instalado un software ilegal en los motores. El expresidente de Volkswagen Martin Winterkorn cobró el año pasado 7,3 millones de euros (8,3 millones de dólares) pese a haber sido el máximo responsable de la empresa al estallar el escándalo de la manipulación de motores, según se desprende del balance de 2015 presentado hoy por la automotriz.

Winterkorn renunció a fines de septiembre después de que saliera a la luz que la empresa había instalado un software ilegal en los motores de 11 millones de automóviles en todo el mundo para simular emisiones de gases menores a las que en realidad echaban al aire varios modelos diésel del grupo germano.

Winterkorn era el ejecutivo mejor pagado de Alemania. En 2014 había cobrado un sueldo anual de casi 16 millones de euros (18 millones de dólares).

La presión pública y la mala gestión del escándalo llevaron a Winterkorn a dejar el puesto, pero su contrato expira a finales de este año y hasta entonces, el otrora todopoderoso presidente seguirá cobrando.

La caída del salario de Winterkorn en 2015 se debe a la reducción de las remuneraciones variables. Ahora, el ejecutivo mejor pagado de Volkswagen es Andreas Renschler, responsable de la división de camiones y vehículos utilitarios pesados, con casi 15 millones de euros anuales.

El grupo Volkswagen quedó sumido en la peor crisis de su historia por la manipulación de los motores y deberá afrontar gastos de miles de millones de euros por multas y demandas legales, especialmente en Estados Unidos, donde fue descubierto el fraude.

El «Dieselgate» deparó a Volkswagen pérdidas récord de 1.600 millones de euros (1.800 millones de dólares).

La directiva encabezada por el nuevo presidente Matthias Müller anunció que reducirá costes y suprimirá de aquí hasta 2017 uno de cada diez puestos en la administración en Alemania, en total unos 3.000, además de no renovar los contratos de un millar de trabajadores temporales.

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