En un evidente giro de su campaña, la exsecretaria de Estado comienza a difundir por las redes sociales un vídeo que es una auténtica pieza de demolición contra el neoyorquino Tras los resultados del martes, la campaña de Hillary Clinton ha dado el giro definitivo hacia la contienda presidencial. Muy cerca de asegurarse la nominación matemáticamente, la disputa de la exsecretaria de Estado ya no se produce, ni tan siquiera de forma lateral, contra Sanders; sino que Trump ha pasado también a ser aquí el foco de atención.
Una estrategia inteligente si tenemos en cuenta que si los republicanos no hubiesen subestimado a Trump, éste no estaría también a un paso de ser candidato presidencial. Sin embargo, en un evidente error de cálculo, dejaron crecer su candidatura pensando que se desinflaría con el paso del tiempo y asi capitalizar la atención generado por el neoyorquino.
Un error Clinton ha dejado claro que no está dispuesta a cometer. Así, esta misma madrugada, ha lanzado un vídeo en el que se contraponen sus declaraciones frente a las de Trump.
Una auténtica pieza de ‘demolición’ en la que la exsecretaria de Estado arremete contra las propuestas y afirmaciones más altisonantes de Donald Trump. Pero también contra los episodios de violencia registrados en algunos de sus mítines que Clinton utiliza a través de imágenes de un hombre que recibió un puñetazo en un mitin del magnate o de uno de sus seguidores hablando de matar.
En el anuncio, Clinton incluso vuelve en contra de Trump el lema de campaña del magnate, «Hacer a América grande otra vez»; al señalar que su país «no puede volver a ser grande ignorando lo que lo hizo grande por primera vez».
Turning away Muslims, pitting Americans against each other, inciting violence and chaos—these aren’t our values.https://t.co/6bJfM4KlzY
— Hillary Clinton (@HillaryClinton) April 28, 2016
Esta pieza también supone una respuesta a un anuncio en Internet en el que Trump se burlaba de Hillary Clinton, con una imagen de ella ladrando como un perro. O a las declaraciones del neoyorquino en la noche del martes diciendo que si Clinton no fuese mujer no llegaría ni tan siquiera al 5% de los votos.
Es decir, una forma de marcar diferencias también desde el tono. Pero sobre todo de comenzar a unificar a todos esos votantes a los que Trump genera un comprensible rechazo, tanto por lo que dice como por cómo lo dice.
Y, cómo no, de comenzar a unificar a los seguidores de Sanders frente al enemigo común. Una tarea en la que, hasta ahora, Clinton no ha tenido demasiado éxito, pero que conforme se acerca la batalla definitiva por la presidencia, resultará previsiblemente más fácil dadas las características polarizadoras del rival al que tiene todas las papeletas de enfrentarse.
