Bienvenido a las islas griegas: está usted “legalmente detenido”

Refugiados

Bienvenido a las islas griegas: está usted “legalmente detenido”

Embarcación de refugiados

«Usted ha sido legalmente arrestado, y ha sido informado de ello en el momento de su detención», se lee en la notificación que la policía helena entrega a los refugiados. Caos e improvisación ante el drama de cientos de refugiados que siguen llegando a las costas griegas y que acaban en alguno de los nuevos centros de detención en los que se ha convertido parte del archipiélago de la noche a la mañana.

«Los países europeos han tenido mayor voluntad política en unos días para iniciar las próximas expulsiones de personas refugiadas a Turquía que toda la que han demostrado durante meses para acogerlas», lamentaba Estrella Galán, secretaria general de la Comisión Española de Ayuda a los Refugiados.

Es la misma organización que ha denunciado que los posibles solicitantes de asilo son «obligados a subir esposados a los barcos sin informarles de su destino». El anterior campamento de Moria, en la isla de Lesbos, es hoy un centro de régimen cerrado custodiado por la policía y el ejército griego y cuya gestión queda a cargo de funcionarios.

Hablamos con Pablo Urias, profesor de la Universidad de Sevilla y voluntario en el campo junto al equipo de Lighthouse Relief. Se trata de una ONG sueca que participaba en tareas de coordinación ante la llegada masiva de refugiados a la isla. Fue expulsada de las instalaciones, en parte dispuestas por las propias ONGs, a la mañana siguiente de la entrada en vigor del acuerdo con Ankara. «A todos los que hacíamos gestión nos pidieron que nos fuéramos, no nos han dejado seguir», sostiene. Algunas grandes ONGs, dedicadas a la asistencia directa, sí han sido invitadas a continuar trabajando: «Pero claro, yo creo que ellos están entrando con la condición de no contar nada de lo que ven dentro».

Urias ha hecho público uno de esos procedimientos en la sombra: los documentos que las autoridades entregan a los refugiados para notificarles la «detención legal» que pesa sobre ellos. «Usted ha sido legalmente arrestado, y ha sido informado de ello en el momento de su detención», se lee, en inglés, en la comunicación de la policía helena. Uno de los refugiados ha fotografiado las dos páginas del documento y las ha hecho llegar a los voluntarios expulsados.

«Se le tiene detenido aquí legalmente, y temporalmente, hasta la conclusión de los procedimientos pertinentes, según marca la Ley». Una ley escrita con mayúscula. Una «Ley» cuestionada por la propia ONU, cuya agencia para los refugiados, ACNUR, se debate ahora entre quedarse a vigilar la ejecución del nuevo protocolo de deportaciones o terminar con el portazo a la UE con el que amagó a principios de semana.

Es el mismo dilema que enfrentan la mayoría de organizaciones humanitarias.

«Médicos Sin Fronteras tiene un fuerte debate interno» sobre si debe seguir prestando asistencia dentro del nuevo protocolo, explica Urias, con quien hablamos apenas unas horas antes de que la ONG hiciese pública su marcha del campo de Moria: «Hemos tomado esta difícil decisión porque continuar trabajando en el centro nos haría cómplices de un sistema que consideramos injusto e inhumano», afirmaba Marie Elisabeth Ingres, coordinadora general de MSF en Grecia.

«No vamos a permitir que nuestra asistencia sea instrumentalizada para llevar a cabo una operación de expulsión masiva. Nos negamos a formar parte de un sistema que no tiene en cuenta las necesidades humanitarias y de protección de los solicitantes de asilo y migrantes», concluye la coordinadora.

Estas fotos nos las manda a escondidas un refugiado internado en el campo de Moria.Es la hoja que desde el domingo les…

Posted by Pablo Urias on miércoles, 23 de marzo de 2016

«Moria es ahora un centro de detención», asevera el voluntario sevillano, como para despejar dudas y evitar rodeos. Los propios cooperantes tratan de asimilar que en apenas dos días los espacios donde alcanzaron cierto «orden» dentro del caos se hayan convertido en cárceles para personas que huyen de la guerra siria u otras zonas de conflicto. «Hay una verja, la policía en la puerta, y solo entra la policía y algunas organizaciones a las que han permitido seguir», explica. Ayuda en Acción y Save The Children aún no han anunciado su marcha.

«Me confirman que la policía trata a los refugiados internos como detenidos. No los dejan salir de sus barracones. Hasta si necesitan ir al médico debe acompañarlos un policía», escribía en sus redes el cooperante dos días después de entrar en vigor el acuerdo. También informaba de que miembros de ACNUR «siguen dentro, colaborando con la policía de modo encubierto: sin sus chalecos y aprovechando que la prensa no puede entrar», sostenía.

Las ONG se debaten entre trabajar en centros de detención que consideran ilegales o dejar a cientos de refugiados en manos de la burocracia europea

Alrededor de un tercio de las personas que llegan son menores, y Urias lamenta haber confirmado su «mayor miedo»: dentro del campo de Moria hay detenidas familias con niños, según sus informaciones. «La ley no permite detener a un niño«, critica. En su lugar, y provisionalmente, las familias con menores a cargo debían ser trasladadas al segundo campo de refugiados de la isla, en Kara Tepé, que ofrece un espacio abierto, sin alambradas pero también bajo vigilancia. Pero la ley parece cada día más relativa en las ‘nuevas’ islas griegas.

Los voluntarios sospechan que la llegada de refugiados ha disminuido en los últimos días, pero no son capaces de dar por válidos los datos oficiales; la sequía de información y la confusión son ahora la norma. Según Grecia, a Lesbos han llegado en los dos días posteriores a la puesta en marcha del acuerdo unas 900 personas. Antes alcanzaban la isla el mismo número solo en una mañana, explica el cooperante. Este mismo esquema de desorganización ante un protocolo que se ha puesto en marcha sin disponer de los efectivos se repite en otros ‘hotspots’ griegos en las islas de Cos, Chios y Leros.

Derecho a conocer «de qué se le acusa»

Aunque en la notificación policial por la que los potenciales demandantes de asilo quedan bajo arresto no hay ninguna explicación sobre por qué se les prohíbe continuar hacia el norte de Europa, hay otras disposiciones cuanto menos curiosas. «Tiene derecho a una información clara y completa sobre el delito del que se le acusa». «Tiene derecho a una comunicación libre con su abogado». «A conocer una fecha límite para preparar su defensa».

Son algunas de las disposiciones con las que la ley europea recibe desde hace días a posibles merecedores del derecho al asilo, y que hasta ahora no podían ser deportados hasta ver resuelta su solicitud. Unos «derechos» que suenan a broma de mal gusto en un centro de refugiados desde el que los nuevos internos comunican que pasan hambre y frío. O en el que los bebés de dos y tres meses no tienen leche con la que alimentarse. Este es un vídeo grabado por el activista Benjamin Julian en la isla de Chios. Desde otro centro de detención, un refugiado explica que solo necesitan libertad:

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