El cerco se estrecha alrededor de Dilma Rousseff

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El cerco se estrecha alrededor de Dilma Rousseff

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil

La detención de su ‘padre político’ ha supuesto un nuevo golpe para la presidenta brasileña, que se encuentra en mínimos de popularidad. Brasil vuelve a levantarse contra la presidenta, Dilma Rousseff, con una manifestación que promete ser multitudinaria. Son muchos los que se unirán para pedir la renuncia de la líder de la izquierda brasileña a la que achacan gran parte de sus problemas.

Que el país se encuentre en una crisis es una realidad más que tangible, no solo para los propios brasileños, sino también por los organismos tanto nacionales como internacionales, que han advertido al Gobierno una y otra vez de que debía tomar medidas para evitar el colapso que sacude a la sociedad.

Aunque no es lo único que hace perder la credibilidad a la mandataria brasileña. El caso de corrupción en el seno de la compañía estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) es una piedra que no deja de aparecer en su camino una y otra vez. Cabe destacar que la trama inflaba los contratos que se otorgaban desde la petrolera y repartía sobornos entre políticos y empresarios.

Las dudas han salpicado una y otra vez tanto a la mandataria como a su antecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva. Las detenciones e interrogatorios de miembros del Partido de los Trabajadores (PT), al que ambos pertenecen, hizo saltar algunas alarmas, pero el cerco ha terminado por estrecharse sobre la mandataria cuando han pedido prisión preventiva para Lula.

Al ‘padre político’ de Rousseff lo han acusado de de blanqueo de capitales y falsedad ideológica por, supuestamente, haber recibido un tríplex como pago de la trama corrupta de la petrolera estatal después de haber sido detenido una semana antes para declarar precisamente a tenor de esta vivienda.

Aunque no ha sido la única personalidad brasileña cercana a la mandataria que ha entrado en relación con el caso. El 22 de febrero detuvieron al que fuera jefe de campaña de la mandataria, Joao Santana, que fue acusado por recibir sobornos de la petrolera estatal. Esta semana, además, ha sido condenado a 19 años a la que se enfrenta Marcelo Odebrecht , expresidente de la constructora con el mismo nombre.

Si a ello se le suma que ha habido testigos que la han señalado directamente como parte de la trama (empresarios de Andrade Gutiérrez o el senador del PT, Delcídio Amaral) la situación no hace sino empeorar. La pérdida de credibilidad es enorme y los brasileños no se fían de la gestión de la que antaño fuera una de las presidentas más queridas de Latinoamérica.

De hecho, el domingo muchos serán los que se echen a la calle para pedir su dimisión, y no son los únicos. Pues desde la oposición llevan meses apostando porque se lleve a cabo un juicio político contra la presidenta, aunque de momento no llega. Que hayan pedido la detención de su predecesor quizás suponga un cambio en el proceso.

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