El negocio de los chalecos salvavidas falsos agranda la crisis de los refugiados

Refugiados

El negocio de los chalecos salvavidas falsos agranda la crisis de los refugiados

Refugiados cruzando en un barco

Los talleres ilegales venden chalecos por 10 euros fabricados con material para mochilas y rellenos de esponja que se hinchan con el agua. La falta de respuesta de la Unión Europea ante la crisis de los refugiados ha provocado que en río revuelto la ganancia de pescadores se agigante. El negocio de los chalecos salvavidas falsos se ha incrementado ante la situación que viven estos migrantes. Chalecos de 10 euros fabricados con material para mochilas y rellenos de esponja acolchada que al tocar agua se hinchan siguen condenando a los refugiados. Tan sólo en el primer mes del año perdieron la vida ahogadas más de 240 personas, la mayoría en el Mar Egeo, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Un reportaje del diario griego Ekathimerini ha narrado algunas historias que viven los equipos de salvamento y los propios refugiados. “Dos niños dijeron que sus padres se habían ahogado porque los chalecos salvavidas que les da el capitán eran inseguros”, relató el oficial de la guardia costera de Finlandia. Por su parte, un sobreviviente de un naufragio contó cómo su hija y él lograron hacerse con un chaleco, que al volcar el barco en el que iban, “se llenó de agua, se elevó hasta el cuello y me empujó la espalda”. Yousef, el refugiado que firma la historia, recuerda cómo durante 30 minutos escuchó a los niños y mujeres gritando. “Entonces no oí nada. Sólo podía ver el cielo y todo a mi alrededor estaba oscuro”, afirmó. Su esposa, su hija de 22 años de edad, y sus dos hijos murieron en el naufragio.

Un viaje gestionado por unas mafias que se encargan de sacar a los refugiados de Siria para llevarles a Europa por medio del mar. Un negocio que llevan impulsando durante meses y que con la compra de estas prendas falsas han logrado ahorrase un alto importe en comparación con los originales que cuestan alrededor de 30 euros. Por su parte, la multa por vender un chaleco salvavidas falsificado es de 550 euros.

Pero el material no es el único problema que tienen estos chalecos salvavidas falsos. El color de éstos, de menor intensidad, dificulta la efectividad de las labores humanitarias y multiplica la peligrosidad. De acuerdo a la reglamentación internacional, deberían ser de un color muy visible así como estar equipados con un silbato firmemente sujeto por una cuerda de seguridad. Algo que no sucede en lo que venden los talleres ilegales.

Ante la denuncia de las ONGs, las autoridades turcas han lanzado una serie de ofensivas para paliar un problema que tiene su origen en algunos de sus talleres. Tras una inspección en la región de Izmir, el pasado octubre, la policía llegó a confiscar más de 1.300 chalecos salvavidas falsos, logrando la detención de 11 personas. En otra operación de hace unas semanas, los inspectores incautaron un total de 1.369 chalecos salvavidas falsos, de los cuales destruyeron 652. Y la última de las acciones llevadas a cabo por la policía otomana ha acontecido esta semana pasada en las ciudades de Estambul, Mersin y Canakkale donde se requisaron 2.500 chalecos de este tipo.

Europa mira a otro lado

Mientras tanto el conflicto no se detiene y uno de los países receptores se ha visto desbordado ante la situación. Grecia se ha plantado ante un conflicto que debe asumir casi sin la ayuda de Europa. De hecho, un ‘condicionante’ ha caído sobre la espalda de Tsipras. Desde Berlín, según las fuentes de Ekathimerini, han aventurado que una buena reacción del Gobierno heleno podría provocar una buena predisposición del Ejecutivo de Merkel en otro de los asuntos que angustia a Grecia, la renegociación de la deuda griega.

Por el momento, el grito de ayuda de Grecia ha llegado a Bruselas, pero la reacción ha sido muy distinta. Un informe de la Comisión Europea ha confirmado la inacción: de los 100.000 kits de primeros auxilios que pidió el Gobierno de Tsipras, sólo ha recibido un total de 2.000 y de las 130.000 mantas que se solicitaron a la UE, el país heleno ha conseguido 12.420.
No se detiene ahí la falta de respuesta europea sino que de los 100.000 sacos de dormir que se encargaron, las autoridades helenas han recibido 4.100. Lo mismo sucede con los chubasqueros impermeables: de 100.000 unidades, han llegado a suelo griego poco más de la mitad, 46.000.

En cuanto a los países que han prestado su ayuda, España se encuentra entre uno de ellos. Ahora bien, el Gobierno de Mariano Rajoy ha tenido ojos para todos los estados de tránsito que han acudido a la UE menos para Grecia. Algo que coloca al Ejecutivo a la altura de Rumanía, Letonia, Irlanda, Hungría y Dinamarca, que tampoco han mirado a Syriza.

Tan sólo Austria, Reino Unido y Eslovaquia han repartido sus materiales a los cuatro estados miembros que los han reclamado. Otras potencias europeas como Francia y Alemania sí han tenido en consideración a Grecia aunque no han prestado atención a Serbia –en el caso francés y alemán- y a Eslovenia –en el caso germano-.

El reparto español se ha distribuido entre Serbia que ha recibido un total de 5.940 mantas de lana, Eslovenia que ha contado con la ayuda de 6.000 guantes desechables, 5.000 mantas polares, 20 sacos de dormir y 100 camas de campaña, y por último a Croacia que ha contado con cerca de 3.000 mantas de hoja de metal y unos 6.000 guantes desechables.

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