Brasil se enfrenta a su peor crisis en años

Especial XXIV Aniversario

Brasil se enfrenta a su peor crisis en años

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil

Los organismos internacionales, entre ellos el FMI pronosticaron que la economía brasileña caerá este año un 3%. Dilma Rousseff ha pasado a ser una de las líderes más queridas de América Latina a convertirse en una de las más detestadas. Su tratamiento de la crisis económica de Brasil, así como su falta de respuesta en el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras o las consecuencias que ha tenido, echan por tierra su imagen y de paso, crear un enorme descontento ciudadano.

Para este año, se espera que la economía brasileña caiga más de un 3%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) así lo consideró durante la Asamblea Anual con el Banco Mundial (BM), aunque las nuevas previsiones no han hecho sino aumentar este retroceso. Los analistas del Banco Central de Brasil esperan que la caída sea del 3,5% para el año que estamos a punto de terminar.

Si a este dato tan preocupante se le suman los recortes del ministro de Economía, Joaquim Levy, que según la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE) deben continuar, la situación se vuelve aún más complicada, sobre todo con una opinión pública tan espoleada por los escándalos en los que se encuentra inmerso el país y sus dirigentes.

Muchos son los que se han mostrado en desacuerdo con un ministro al que apodan ‘Manos Tijeras’. Uno de los últimos sectores en hacerlo ha sido el industrial. Robson Baga, presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) consideró hace unas semanas que era necesario hacer reformas pero se mostró muy crítico con la política de Levy. “Nos mostramos en contra de las constantes propuestas para la creación de nuevos impuestos y el aumento de los existentes”

El escándalo más sonado de este año, sin lugar a dudas, es el Petrobras, que ha involucrado a diversos políticos del Partido de los Trabajadores (PT), como el extesorero Joao Vaccari, que ha sido condenado a quince años y cuatro meses de prisión y también ha salpicado a la presidenta Rousseff y a su predecesor en el puesto, Luiz Inácio Lula da Silva.

Según explicaba en su momento la prensa latinoamericana, algunos directivos de la empresa estatal amañaron contratos, inflaban sus valores y luego repartían las diferencias con antiguos directivos y con políticos que también participaban del fraude.

Aunque parece ser que suficiente para la mandataria brasileña, no es el único problema al que se ha enfrentado este año. La caída en la confianza de la presidenta ha sido una de las razones que su liderazgo se haya resentido. A finales de septiembre, el Tribunal de Cuentas brasileño recomendó al Parlamento que rechazase los balances del Gobierno para 2014 porque, según el juez instructor del caso, Augusto Nardes, ha calculado que se dejaron fuera del balance unos 27.300 millones de dólares.

Lo que supondría haber maquillado los resultados de las cuentas ese año y que, según el organismo estatal, continuará este año. Además a esta posibilidad se une la amenaza que pesa sobre Rousseff y las irregularidades que podría haber cometido la lideresa durante su última campaña electoral, investigación que ya está en manos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Un año complicado para Brasil cuyo ‘rebufo’ se mantendrá, al menos, hasta el año que viene cuando el FMI espera que la economía caiga un 1%.

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