¿Un «banco malo» para Grecia? Algo poco probable

Grecia bajo la Troika

¿Un «banco malo» para Grecia? Algo poco probable

Euro frente al Acrópolis

Las autoridades europeas se opondrían a esta solución, pese a considerar que sería la mejor para acelerar la recuperación económica. Hasta 100.000 millones de euros de créditos morosos se acumulan en el balance de las entidades griegas. Un problema cuya resolución todos los actores implicados en la gestión de la crisis griega coinciden en que ha de ser prioritaria. No obstante, según apunta hoy Reuters, la hipótesis más probable es que se opte por no replicar el modelo de banco malo que se siguió para los rescates de España e Irlanda, pese a que las autoridades europeas consideran que sería la mejor solución para lograr recuperar el crédito y la inversión.

Sin embargo, diversos factores harían que esta salida no se considere fácil de ejecutar en el caso de Grecia. Entre ellos, según señala la agencia de noticias, se encontrarían la reticencia de las entidades griegas a establecer un vehículo unificado, así como las circunstancias particulares del país heleno que harían que la implementación de esta media fuese más difícil que en España o Irlanda. Circunstancias como la profunda recesión que acumula Grecia, sus turbulencias políticas, leyes de insolvencia inadecuadas o el hecho de que los préstamos impagados afectan desde viviendas a pequeñas y grandes empresas. Una combinación de factores que se considera podría echar atrás el potencial interés de los inversores en recomprar el tipo de activos que constituye la cartera de los denominados «bancos malos».

Por estos motivos, Reuters señala como la opción más probable que se opte por planes más sencillos de implementar como que los préstamos “problemáticos” de cada una de las cuatro grandes entidades del país (Banco Nacional de Grecia (BNG), Piraeus, Alpha y Eurobank) se aborden por separado o la creación de un «vehículo» que se ocupe de los préstamos corporativos con mayor morosidad de cada entidad.

Sin embargo, el ministro de Economía griego, George Stathakis, no ha descartado ninguna de estas opciones e incluso ha dado muestras de su preferencia por un banco malo ya que, a su juicio, dicho instrumento permitiría reestructurar esos préstamos con “un criterio más equilibrado, que tuviese en cuenta las consecuencias económicas y sociales”. Una solución que coincide con la previamente defendida por el anterior ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis.

De hecho, Syriza ya señaló su preferencia por dicha solución desde su llegada al poder en enero, pero no obtuvo los fondos necesarios para llevar a cabo esta medida por parte de sus acreedores, mientras negociaba un nuevo programa de ayuda. Ahora que este ha comenzado a materializarse, aquellos siguen demostrando sus reticencias a aceptar la solución preferida por Syriza ya que consideran que la formación liderada por Alexis Tsipras aún necesita demostrar que sería capaz de crear un organismo de gestión verdaderamente autónomo del poder político.

A todo ello se unen las dificultades de calendario, ya que la revisión de los activos bancarios debería finalizarse a mediados de octubre y la recapitalización bancaria para finales de año. Un cronograma exigente en el que se interponen las nuevas elecciones, en principio previstas para el 20 de septiembre.

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