Los primeros logros de Syriza

Los primeros logros de Syriza

Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia

El nuevo Gobierno de Alexis Tsipras consigue estabilizar el sistema bancario griego sin cruzar sus líneas rojas tras la primera gran negociación con el Eurogrupo. Ya lo dijo el popular ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, en una entrevista concedida al irlandés The Irish Times la semana pasada: los buenos acuerdos dejan en todas las partes implicadas un cierto grado de insatisfacción. En el marco de las negociaciones mantenidas entre Grecia y el resto del Eurogrupo a finales de febrero muchos se han agarrado a esa insatisfacción generalizada para proponer un vencedor y un vencido, según consideren. Pero… ¿quién se ha salido realmente con la suya?

Si atendemos a las reacciones que se han dado a ambos lados de la mesa, la respuesta debería ser “nadie”. Porque en Alemania, cuna de las políticas de austeridad que ha aplicado Atenas a su propia ciudadanía durante los últimos cinco años, la canciller Angela Merkel ha tenido dificultades para lograr que muchos de sus parlamentarios votasen en el Bundestag –el Parlamento alemán- a favor del compromiso alcanzado entre Grecia y el resto de socios de la zona del euro. Un compromiso que implica que este país se aprovechará de una prórroga de cuatro meses para seguir recibiendo asistencia financiera a cambio de una lista de reformas propuesta directamente por Atenas. Y en cuanto a Grecia, allí también se han registrado algunas grietas dentro del nuevo Gobierno griego por algunas de las concesiones realizadas al Eurogrupo como, por ejemplo, la de no detener las privatizaciones que ya estén en marcha.

Sin embargo, si se compara la Grecia anterior a las elecciones del pasado 25 de enero –la Grecia que gobernaban en coalición los grandes partidos tradicionales- con la Grecia que lidera actualmente Syriza de la mano del joven Alexis Tsipras, el balance no resulta ser tan negativo para el país mediterráneo. O, al menos, no tanto como indican algunas voces que han hablado de cómo las nuevas autoridades helenas habrían “cedido” ante Berlín.

Desde la plataforma Economistas Frente a la Crisis se explica de forma clara. En primer lugar, el Gobierno heleno ha logrado recuperar el control sobre la elaboración del presupuesto; Atenas y no sus acreedores institucionales (más conocidos como la Troika) decidirá a partir de ahora en qué y cómo gasta el dinero público para alcanzar las obligaciones exigidas desde Bruselas sin olvidar, según las declaraciones del propio Tsipras, atender la crisis humanitaria que vive el país. En segundo lugar, el Gobierno heleno ha conseguido suavizar el objetivo del superávit fiscal primario fijado para los próximos años; según el economista y premio Nobel Paul Krugman este pequeño logro no sólo supone la obtención de un margen flexible sino también la imposición de unos mínimos dentro de la negociación que retomarán Grecia y el resto del Eurogrupo en verano. En tercer lugar, el Gobierno heleno ha conseguido que tanto Bruselas como el citado Bundestag aprueben unas medidas que buscan la subida (racional y progresiva) del salario mínimo así como un nuevo marco fiscal que pondrá menos énfasis en los impuestos indirectos y más en las grandes fortunas.

En definitiva, si bien es cierto que Syriza ha tenido que sacrificar alguna de sus promesas electorales para poder mantenerse dentro del euro y, por tanto, evitar así la quiebra de su sistema bancario –que hasta la firma del documento registró una fuga de depósitos de unos 25.000 millones de euros-, no es menos cierto que también ha conseguido romper el molde creado durante los últimos años por los anteriores gobernantes. No hay que olvidar que las nuevas autoridades helenas representaban, en la negociación, a un país devastado por la recesión, con un 25% de paro (un 61% en el caso del juvenil), que apenas supone un 2% de la economía de la moneda única. Y que pese a todo ello han conseguido una prórroga que evita su quiebra inmediata, un respeto para sus mínimos en materia social y, lo que es más importante, abrir una brecha en Bruselas para poder establecer de cara al futuro el inicio de la recuperación griega.

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