El antiguo líder de UMP anuncia su regreso para abanderar “una trasformación a fondo” de cara a las presidenciales de 2017. Revancha a la vista frente al socialista Hollande. Nicolas Sarkozy vuelve. El expresidente francés ha anunciado su regreso a la primera línea política de Francia justo cuando el actual inquilino del Elíseo vive sus horas más bajas. La noticia de su vuelta al frente de Unión por un Movimiento Popular (UMP) la ha dado él mismo a través de sus cuentas en varias redes sociales.
Este viernes de resaca política en Europa por los datos del referéndum de independencia en Escocia ha sido la fecha escogida por el conservador francés para anunciar que en las presidenciales de 2017 plantará cara al socialista François Hollande. El mismo que le arrebató el puesto en los comicios del año 2012 tras los cuales decidió retirarse de la vida pública y pasar a un perfil de segunda dentro del escalafón de su partido.
Aunque Sarkozy sigue acorralado por varios casos de corrupción en los que su viejo gabinete se ha visto envuelto, su vuelta a escena da vigor a una UMP que estaba descabezada y que hasta la fecha había sido incapaz de sacar partido de la brusca caída de popularidad del actual Gobierno socialista y, más particularmente, del presidente Hollande. De hecho, el gran beneficiario hasta la fecha había sido el partido radical de Le Pen.
El político ya se encargó de dejar la puerta abierta al regreso que hoy ha escenificado el pasado 2 de julio. Entonces, y justo después de haber sido detenido por uno de los casos de corrupción en los que se ha visto envuelto, coqueteó con la idea de retomar su vida política. No obstante, no fue tan allá como ahora al anunciar su intención de liderar la “familia” de la UMP y de “proponer una trasformación a fondo” de la misma.
Desde hace unas semanas, en los círculos políticos de la capital francesa se habla incluso de que Sarkozy estaría detrás de una gran coalición de centroderecha de cara a los comicios presidenciales de 2017. Para ello, según varios observadores, el objetivo estaría en alcanzar una alianza con Unión de Demócratas e Independientes (UDI), formación que cuenta actualmente con 30 escaños en la Asamblea gala.
Mientras tanto, Hollande exhibe el dudoso honor de ser el presidente francés más impopular desde la Segunda Guerra Mundial. Su apoyo social ha caído en más de 14 puntos en sólo dos meses, acosado por las exigencias de recortes de la troika y la inflexibilidad de Bruselas ante un déficit público cuya obligatoriedad ha causado una notable crisis de Gobierno que a duras penas a conseguido capear con el apoyo del primer ministro Manuel Valls.
