El ala dura de los republicanos carga contra la pasividad de Obama tras el asesinato de Foley

El ala dura de los republicanos carga contra la pasividad de Obama tras el asesinato de Foley

Barack Obama, presidente de EEUU

Dick Cheney, vicepresidente de EEUU hasta el 2009, ha criticado la pasividad de Obama y ha pedido que se involucre más en la crisis que sacude a Oriente Medio. El mandatario sigue de vacaciones. El martes fue decapitado el periodista estadounidense Jim Foley, secuestrado desde finales de 2012 por islamistas radicales, a manos del ISIS. Todo el que quiso pudo acceder a las imágenes de su decapitación, que circularon durante horas por las redes sociales. El miércoles por la mañana el presidente de EEUU, Barack Obama, concedió una rueda de prensa desde su residencia de verano para condenar el hecho. Acto seguido se marchó a jugar al golf, lo que provocó la airada reacción de algunos políticos republicanos.

Uno de los más críticos ha sido Dick Cheney, que fue vicepresidente de EEUU bajo el mandato de George W. Bush. Cheney ha concedido una entrevista a la cadena conservadora Fox News en la que acusa al presidente de pasivo. “Todos los días encontramos nuevas pruebas de que preferiría estar en el campo de golf antes que ocuparse de la crisis que rápidamente se está desarrollando en Oriente Medio», asegura el político conservador, que mantiene fuertes intereses en el sector petrolero y en la industria armamentística.

Según Cheney, Obama tendría que haber puesto fin a sus vacaciones en cuanto se enteró de la muerte de Foley, tal y como hizo el primer ministro británico, David Cameron, cuando se comenzó a sospechar que el verdugo de Foley podría ser un islamista de origen británico. Cameron, por cierto, ha regresado tras dos días de trabajo en Londres a su lugar de veraneo.

El que fuera mano derecha de Bush entre los años 2001 y 2009 ha pedido a Obama abandonar las “declaraciones inútiles” y hacer algo al respecto porque la decapitación de Foley “sólo es el principio de más violencia”. Una violencia, asegura Cheney, que afecta directamente a EEUU en tanto en cuanto supone una amenaza directa para los aliados del país en Oriente Medio y en Europa.

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