La factura procedente de la crisis ucraniana pone contra las cuerdas a Rusia

La factura procedente de la crisis ucraniana pone contra las cuerdas a Rusia

Kremlin

Las compañías rusas están trasladando parte de sus reservas a otros lugares y el Tesoro nacional ha tenido que cancelar una nueva emisión de deuda. Las sanciones contra Moscú por su rol en la crisis ucraniana empiezan a suponer un duro castigo para el Kremlin. La última portada de la popular revista estadounidense The New Yorker está dedicada a Vladimir Putin. El reportaje que la justifica presenta una profunda radiografía del mandatario, a quien acusan de abanderar una “nueva coalición conservadora antioccidental” que, tras su paso por el oriente ucraniano, ha convertido a Putin en un héroe nacional. Pero… ¿a qué precio?

Este martes el Ministerio de Finanzas ruso ha tenido que reconocer públicamente, y por quinta semana consecutiva, que el Tesoro nacional no ha podido organizar la subasta de deuda pendiente ante las malas condiciones del mercado. Es decir: que por quinta semana consecutiva las arcas públicas de Rusia no encuentran quién meta dinero en ellas. Además, parece haber movimiento en el ámbito corporativo; son varias las compañías rusas que están tratando de reducir su exposición a su propio país de origen. Un proceso en el que también están embarcadas las filiales de muchas compañías extranjeras.

Parece, por tanto, que las últimas sanciones aprobadas por Wasghington y Bruselas después de que el pasado mes de julio las milicias prorrusas que combaten en el Donbass ucraniano derribasen un avión comercial de Malaysia Airlines con 300 personas a bordo están haciendo mucho daño a la economía de Rusia.

Según ha informado el portal Euromoney, compañías como MegaFon –el segundo mayor operador ruso de telefonía móvil- o Crocs –un fabricante de zapatos estadounidense con presencia en el gigante euroasiático- se están retirando a marchas forzadas del lugar. En el caso de la primera, ya ha comenzado a trasladar buena parte de sus reservas hasta los bancos chinos que operan desde Hong Kong. Pretende mantener sólo el 60% de las mismas en rublos. En cuanto a la segunda compañía, la estadounidense, su director financiero ha reconocido al CFO Journal que están “sacando el dinero de Rusia tan rápido como podemos”. Y según los expertos consultados por el citado portal –las fuentes son principalmente analistas de banca de inversión- estos son sólo dos ejemplos de un movimiento que se está empezando a registrar a gran escala.

Las últimas sanciones impuestas desde Occidente son las más duras que se han aprobado contra Moscú desde el final de la Guerra Fría. Incluyen la prohibición al sector bancario ruso de buscar financiación en los mercados occidentales. Rusia, por el momento, se ha mostrado desafiante y ha dejado de importar los productos agroalimentarios procedentes de la Unión Europea, EEUU, Australia, Noruega y Canadá. De momento, la popularidad de Putin sigue intacta tras la anexión, el pasado marzo, de la península de Crimea y su consiguiente gestión de la política exterior. Pero los flujos económicos parecen no compartir ese entusiasmo.

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