Ángel Ron Güimil: el último ‘independiente’

Finanzas

Ángel Ron Güimil: el último ‘independiente’

Ángel Ron, expresidente de Banco Popular

Ron ha pasado más de una década haciendo honor al designio principal de su antecesor, Luis Valls: mantener la independencia de la entidad. 60.718 millones de euros, o 41.847 millones de euros, si se descuenta lo que aportaron los bancos (Fondo de Garantía de Depósitos y FROB), es lo que ha costado a los contribuyentes (hasta el momento) el rescate bancario. De ellos, ni un sólo euro se ha destinado a la integración del Banco Pastor y el Banco Popular.
 
Esa decisión, deliberada, de afrontar esa fusión con sus propias fuerzas ha tenido una trascendencia determinante en la situación del Banco Popular al convertirse en el único banco que no ha participado de las ayudas públicas de ninguna clase para afrontar su crecimiento en plena crisis.
 
Como en todo en la vida, las decisiones tienen una cara y también sus consecuencias. La cara es la de Ángel Ron Güimil, el último presidente del Banco Popular formado en la cantera de la propia entidad que dejó de lado el camino fácil de las subvenciones públicas y optó por nadar contracorriente con sus propias fuerzas.
 
Y las consecuencias se reflejaron en los fondos propios del banco, que, en la primavera-verano del año pasado, amplió su capital en 2.500 millones de euros para fortalecerse, especialmente ante los requerimientos de capital y solvencia que las nuevas normativas han establecido a la banca a consecuencia de su actuación en el origen de la crisis financiera.
 
Además de afrontar la crisis con sus propias fuerzas, la decisión de Ángel Ron, se enraíza en la esencia histórica de la entidad: su independencia. De hecho, Ron ha reconocido públicamente que una de las escasas directivas que recibió de su antecesor, Luis Valls, era la preservación de la independencia del Popular. Algo que Ron ha llevado hasta sus últimas consecuencias.
 
Esa idea, la independencia, ha sido el germen del éxito de la entidad durante años y, a su vez, ha sido la que ha acabado lastrando su cuenta de resultados, especialmente en medio de una crisis sistémica como la que ha vivido el negocio financiero en los últimos años. De hecho, la presencia de activos de liquidez limitada ha tenido una consecuencia directa sobre la cuenta de resultados de la entidad, que ha arrojado en 2016 una pérdidas de 3.485 millones de euros.
 
De momento, el banco abre una nueva etapa con la salida de Ángel Ron de la presidencia y la llegada de un ejecutivo que, a pesar de su amplia experiencia bancaria y financiera, no puede exhibir el ‘pedigirí’, como Ángel Ron, de haberse formado en el Popular. Emilio Saracho, que accederá formalmente a la presidencia el próximo 20 de febrero, deberá afrontar dos cuestiones inmediatas: si mantiene la independencia del Popular, entendida tal y como la concibió su predecesor y si inicia el camino, para sanear el balance, de segregar activos (se estima unos 6.000 millones que pasarían a la inmobiliaria Sunrise).
 
Con todas estas desinversiones, junto con la venta de sus intereses en México, EE UU, Portugal y la reducción de su red comercial (340 menos y 3.000 empleados), Ron deja un legado que sitúa al Popular en disposición de afrontar el futuro inmediato con garantías. De hecho, el presidente saliente ha enfatizado que el banco “será más pequeño, pero más rentable”; algo que garantiza el poder tomar decisiones con libertad e independencia.
 
Ron ha pasado más de una década haciendo honor al designio principal de su antecesor, Luis Valls: mantener la independencia de la entidad: “Al acceder a la presidencia asumí el preservar la independencia, porque somos un banco diferente”. Pero los tiempos cambian y, como el propio Ron reconoció en la presentación de resultados de 2016, “hay muchos bancos para tan poco negocio”, lo que, indefectiblemente, conduce a nuevas integraciones.
 
Pero en ese proceso de consolidación, y siguiendo los criterios de independencia ligados a la búsqueda de beneficio para los accionistas, hasta el momento y bajo la gestión del Ángel Ron, “no se producido ninguna conversación” que avanzase suficientemente y que “nos pareciese atractiva para los accionistas”.
 
Ambas circunstancias han servido como base para uno de los últimos mensajes que Ángel Ron, ha lanzado al mercado: “Dejo la presidencia con la tranquilidad del deber cumplido”. Y, al contrario que el tópico gallego, Ron concreta: “valía la pena preservar la independencia del Popular y aún vale la pena”.

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