Los mercados de deuda empiezan a perder el respeto a Draghi

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Los mercados de deuda empiezan a perder el respeto a Draghi

Mario Draghi, presidente del BCE

Los rendimientos de bonos italianos y portugueses registran su primera subida anual desde la crisis de 2011. Las rentabilidades de los bonos italianos y portugueses, dos de los considerados eslabones más débiles actuales de la zona del euro, han cerrado el año subiendo por primera vez desde la crisis del euro de 2011, a pesar del agresivo programa de compra de bonos puesto en marcha por el Banco Central Europeo (BCE), que a partir de marzo reducirá el tamaño de las operaciones.
 
En julio de 2012, el presidente del BCE, Mario Draghi, avisaba a los mercados de que haría “lo que fuera necesario” para salvar al euro. Esa simple insinuación sirvió para calmar los mercados y volver a su cauce a las rentabilidades de los bonos soberanos europeos, una tendencia que se extendió en los siguientes años gracias a los recortes en los tipos de interés y al programa de compra de activos.
 
Sin embargo, en 2016 han vuelto a aumentar los costes de endeudamiento de Italia y Portugal, un movimiento que surge en un contexto de preocupación por la debilidad del sector bancario y la economía, así como por la inestabilidad política, especialmente en Italia tras la marcha de Matteo Renzi y la llegada de Paolo Gentiloni al frente del Gobierno. Otro factor a tener en cuenta es la amenaza de la agencia DBRS de rebajar las calificaciones a ambos países.
 
El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años de Italia ha subido alrededor de 21 puntos básicos durante 2016 hasta alcanzar el 1,81%, según datos de Tradeweb, mientras que los equivalentes portugueses se han disparado más de 120 puntos hasta el 3,75%. En ambos casos es el primer aumento de los costes de financiación desde 2011.
 
España, otro de los países denominados periférico, ha logrado salvarse de la quema. El rendimiento del bono de referencia a diez años se situaba en la jornada del viernes en el 1,426%, frente al 1,781% al que comenzó el año.
 
A principios de diciembre, el Consejo de Gobierno del BCE decidía extender otros nueve meses –hasta diciembre de 2017- el programa de compra de bonos, si bien redujo el ritmo mensual a 60.000 millones de euros. Buena parte del discurso de Mario Draghi se centró en explicar que no era un ‘tapering’, pero hay otro asunto que preocupa a los analistas: la institución se está quedando sin bonos alemanes que comprar.
 
El BCE ha modificado el programa de compra, por lo que podrá adquirir deuda con vencimiento a un año –frente a los dos años anteriores-, así como títulos con rentabilidades por debajo del -0,4% que establece su tasa de depósito.

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