El presidente de Endesa ha anunciado que su socio en Nuclenor abandona el proyecto, en este momento” no se plantea seguir a solas con la gestión de la central. La polémica sobre el futuro de la central nuclear de Santa María de Garoña ha resurgido hoy por doble motivo. Endesa, una de las eléctricas que explotan la instalación, ha celebrado junta de accionistas precisamente el día en que se han cumplido 30 años de la catástrofe de Chernóbil.
El presidente de Endesa, Borja Prado, ha defendido en el marco de la junta de accionistas que cualquier decisión que se tome con respecto al futuro de Garoña será siempre de carácter “solo empresarial”. Así, el hombre fuerte de la eléctrica ha subrayado que no existe “ningún compromiso político” para su cierre definitivo.
Desde la cotizada se ha recordado que el mantenimiento de la actividad en la planta burgalesa depende de la obtención del visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). No obstante, ha explicado que si su socio en Nuclenor, la eléctrica Iberdrola, decide abandonar el proyecto, “en este momento” no se plantea seguir a solas con la gestión de la central.
Garoña volvió a hacerse hueco en la actualidad al conocerse el pasado 11 de abril que Iberdrola podría estar pensando precisamente en su retirada de la planta burgalesa. En parada técnica desde el año 2012, la socia de Endesa habría informado ya a la directiva y ésta a representantes sindicales de la posibilidad de no retomar operativa alguna por razones económicas, lo que cuadraría con el discurso de Borja Prado.
Esta central nuclear es la más antigua de España, y está operada por la sociedad Nuclenor, participada por Iberdrola y Endesa en un 50%. A pesar de su prolongada parada, las compañías explotadoras habían solicitado en 2014 al Ministerio de Industria operar hasta 2031, cuando se cumplirían 60 años desde su entrada en funcionamiento.
