El coche eléctrico y el ferrocarril, claves en España para luchar contra el cambio climático

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El coche eléctrico y el ferrocarril, claves en España para luchar contra el cambio climático

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Deloitte cifra en 385.000 millones la inversión necesaria en España para cumplir los objetivos marcados por la UE contra el cambio climático y estima que el 94% de los vehículos deberían ser eléctricos en 2050. España deberá invertir unos 10.000 millones de euros al año de aquí a 2050 para alcanzar los objetivos de reducción de CO2 planteados por la Unión Europea (UE), según las estimaciones de Deloitte, que cifra la inversión total en 385.000 millones. Para la citada fecha, la producción de energía eléctrica renovable debería ser del 90%, frente al 38% actual, y casi todos los vehículos de nuestro país deberían ser eléctricos.

Para llegar a esa meta, la consultora propone un período de transición hasta 2030, año en el que entre el 7% y el 10% de los vehículos que pisen nuestras carreteras deberían ser eléctricos, lo que conllevaría un fuerte incremento de las ventas de este tipo de vehículos. La cifra se traduce, en concreto, en unas ventas de 750.000 automóviles eléctricos al año, y en 2015 tan solo se demandaron 2.300 unidades.

Además, en 2030 entre el 20 % y el 25 % del transporte de mercancías se tendría que hacer por ferrocarril eléctrico y entre el 34% y el 46% de los camiones deberían usar gas natural.

En cuanto a la producción eléctrica, Alberto Amores, autor del informe, estima que “es necesaria una transición inteligente y flexible, que garantice el cumplimiento de los objetivos a largo plazo, dado que las nuevas tecnologías que permitirán la descarbonización tienen aún un largo camino de maduración. Prescindir prematuramente de determinadas tecnologías o combustibles (nuclear, carbón, petróleo o gas) pondría en riesgo el cumplimiento de estos objetivos y en definitiva la seguridad de suministro del modelo energético”. Así, la consultora es partidaria de prolongar la vida de las centrales nucleares a los 60 años.

Otras de las recomendaciones de Deloitte son la puesta en marcha de un impuesto al CO2, excluyendo del cargo a hogares, sector del transporte y servicios; la eliminación en las facturas de los sobrecostes derivados de políticas energéticas que modifiquen el precio final; y el cambio del sistema tarifario actual, basado en la tensión y la potencia, a uno en el que se tengan en cuenta las diferentes tipologías del uso eléctrico.

Además, la consultora ve necesarias inversiones públicas en el transporte ferroviario; apoyo de las administraciones al uso del vehículo eléctrico; y promover la reducción de emisiones en viviendas, industria y empresas con distintos programas de financiación y ayudas.

Si se cumplen los objetivos marcados para 2050, no solo se notará en el medio ambiente, también lo hará en el bolsillo de los consumidores: el precio medio de la electricidad para los hogares españoles se reduciría el 42%, al pasar de los actuales 120 euros por MWh a 65-75 euros por MWh.

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