El BCE toma las riendas de la supervisión bancaria en Europa

Especial XXIII Aniversario

El BCE toma las riendas de la supervisión bancaria en Europa

Sede del BCE

Las quince mayores entidades españolas pasan a estar bajo control del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), presidido por la francesa Danièle Nouy. El pasado 4 de noviembre la gran banca europea, incluida la española, pasaba a estar supervisada por el Banco Central Europeo (BCE) tras la entrada en vigor del Mecanismo Único de Supervisión (MUS). Se trataba del primer paso hacia la Unión Bancaria, el proyecto más ambicioso de la integración europea desde la creación del euro, y que nace como respuesta a una crisis financiera que se ha visto alimentada en el Viejo Continente por el círculo vicioso entre la banca y el riesgo soberano.

Bajo la supervisión directa del BCE han quedado 128 entidades financieras europeas (las que tienen más de 30.000 millones en activos) de las cuales quince -catorce cuando concluya la absorción de CatalunyaCaixa por BBVA- son españolas: Santander, BBVA, La Caixa, Bankia, Banco Popular, Banco Sabadell, Liberbank, Grupo Cajamar, BMN, Abanca, Kutxabank, Unicaja, Ibercaja y Bankinter.

Todas ellas deberán rendir cuentas a partir de ahora a la francesa Danièle Nouy, actual presidenta del MUS tras una carrera que inició hace 40 años en el Banco de Francia y que la llevó a ser secretaria general en el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. En concreto, el consejo del MUS está formado por los representantes de los supervisores nacionales y seis miembros del BCE. Una vez que tome sus decisiones las trasladará al Consejo de Gobierno del BCE que preside Mario Draghi. A fin de mantener la independencia de la institución recién nacida, los hombres de Draghi no podrán modificar las propuestas del equipo de Nouy, aunque sí remitírselas de nuevo para que las reconsidere.

Nouy fue también la máxima responsable de la evaluación global a la banca previa a la entrada de la supervisión única, y que se basaba en dos pruebas: los test de estrés y la revisión de calidad de los activos (AQR). En total, 25 bancos europeos suspendieron las pruebas, aunque de ellos sólo 13 presentaban déficits de capital (de unos 9.500 millones). En este ejercicio se habían establecido unos umbrales mínimos que debían ser superados por las entidades. En particular, los bancos debían cumplir con una ratio mínima del 8% de CET1 para superar con éxito el AQR y el escenario central de las pruebas de resistencia. En el caso del escenario adverso de estas pruebas, el umbral mínimo era del 5,5%.

Uno de los principales objetivos de la creación del MUS es que se homogeneicen muchas situaciones entre la banca de los distintos países de la zona euro. No obstante, la influencia de los bancos centrales nacionales, como el Banco de España, se mantendrá durante bastante tiempo. No sólo están también representados en el consejo del MUS, sino que se espera que tenga influencia en las decisiones que deba adoptar, tales como las limitaciones a las políticas de dividendo, aunque la última palabra corresponderá siempre al MUS.

Uno de los elementos nuevos es que los bancos deberán pagar por su supervisión, algo nuevo para las entidades españolas aunque que ya se produce en otros países de la eurozona.

La supervisión única es sólo el primer paso hacia la ansiada Unión Bancaria, que abarcará otros dos pasos, todavía pendientes: el Mecanismo Único de Resolución (MUR), que será responsable de resolver los problemas bancarios de gran envergadura; y finalmente el Fondo Único de Resolución (FUR) que financiará los rescates de los bancos y será financiado por las propias entidades. La dotación de este fondo será de 55.000 millones de euros en un plazo de ocho años a contar a partir de 2016. De este modo, el proceso quedaría completado en 2024.

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