KPMG no está dispuesto a dar su visto bueno a las cuentas del quebrado banco portugués. La firma auditora considera que incluso es posible que el agujero financiero sea mayor que el anunciado. El hundimiento de Banco Espírito Santo (BES) podría no haber tocado fondo. Los auditores de KPMG han rechazado dar el visto bueno a las cuentas del segundo trimestre de la maltrecha entidad al considerar que la información publicada no es adecuada y que el agujero financiero podría ser incluso mayor de lo anunciado.
Las cuentas de marzo del Espírito Santo reconocían pérdidas de 3.600 millones de euros. Y, sin embargo, los números rojos podrían ser incluso superiores, según la advertencia de KPMG que recoge Reuters. El balance publicado el pasado 30 de julio que desencadenó la fase final del hundimiento del portugués queda ahora en entredicho también tras la negativa de los auditores a respaldar las últimas cifras de la entidad.
Este nuevo jarro de agua fría llega poco después de que las autoridades lusas tomaran cartas en el asunto para forzar el rescate de la entidad, a pesar de que en un principio se había rechazado esta posibilidad. La solución final pasó por la agrupación de todos los activos sanos y la actividad bancaria de la entidad en una nueva entidad denominada Novo Banco. En la vieja marca quedarían recluidos los activos de peor calidad, entre ellos todos los vinculados al maltrecho grupo empresarial Espírito Santo.
Desde la firma de auditoría se critica que la entidad no ha aportado información sobre ajuste alguno a consecuencia del rescate. En este sentido, considera que las cifras de las que dispone no aportan la información necesaria para poder llevar a cabo su tarea. En el informe, y siempre según publica la agencia financiera, se subraya que “no fue posible obtener pruebas suficientes y apropiadas para formar una base para el presente informe semestral de cuentas”.
