La Filarmónica de Berlín apuesta por los discos de vinilo

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La Filarmónica de Berlín apuesta por los discos de vinilo

Filarmónica de Berlín

La orquesta que ayudó a introducir el CD entre los aficionados a la música clásica, dispuesta a volver a prensar sus conciertos en vinilo. El círculo se cierra. Los exigentes aficionados a la música clásica no fueron nunca demasiado partidarios de las grabaciones. Los conciertos eran lo suyo. Aunque los esfuerzos de instrumentistas míticos como Glen Gould o el director Herbert Von Karajan y su Filarmónica de Berlín contribuyeron a cambiar las cosas.

Karajan, que era un fanático del sonido grabado, fue también el responsable de que los melómanos más exigentes aceptaran el CD. A pesar de que en un principio, la frialdad de las ediciones digitales no eran muy del agrado de este tipo de público.

Pero el mítico director, y su no menos mítica orquesta, apoyaron el formato desde el principio. De hecho, en 1979, una grabación de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss realizada por este dúo fue usada por Sony para lanzar su primer CD clásico.

Sin embargo, unas cuántas décadas después la Filarmónica de Berlín parece dispuesta a desandar el camino andado. Al menos, en parte. Ahora tras haber roto con las discográficas tradicionales y haber creado su propio sello, las ediciones en vinilo van a regresar. Porque nunca se fueron del todo del salón de estar de los buenos ‘gourmets’ del sonido.

La orquesta se une así a la tendencia creciente de los grupos de pop y música popular de volver a apostar por un formato que ha regresado a los grandes almacenes. Y lo hace en detrimento del CD, más fácilmente sustituible por las descargas digitales, legales o no, o por las retransmisiones de conciertos en ‘streaming’ o los videos disponibles en la Red.

Los motivos del cambio son obvios. El formato más grande de los vinilos se presta mejor a la elaboración de objetos únicos en los que la portada, las notas interiores y todo lo demás crean el ‘ambiente’ perfecto para una escucha exclusiva y atenta.

La liturgia del vinilo, su imposibilidad de ser transportado y la clara pérdida de calidad que experimenta el sonido de este formato al digitalizarse son ahora factores que benefician su regreso.

Cuando alguien le quita la funda a un vinilo y lo coloca sobre el plato es porque esta dispuesto a concederle el tiempo necesario a la música que está grabada en él. Y el tiempo y la escucha atenta es lo que requieren las obras clásicas y las grandes ofertas como la berlinesa para ser disfrutadas como se merecen.

Como sucede con cualquier música de calidad, por otra parte. Unos elementos de exclusividad e incluso ‘lujo’ que están en las raíces de la decisión comercial de la Filarmónica de Berlín de volver a lanzar discos de vinilo.

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