Las grandes fortunas y las empresas salen al rescate de los grandes museos

Cultura

Las grandes fortunas y las empresas salen al rescate de los grandes museos

Los recortes del Presupuesto de Cultura, que ha soportado un tijeretazo de entre el 25% y el 30%, han afectado también a los tres grandes museos de Madrid. Tanto el Prado, como el Reina Sofía, como el Thyssen se han visto afectados por los avatares de la crisis económica y han buscado apoyos privados, de empresas y grandes coleccionistas para dibujar un futuro posible de mayor autonomía y autofinanciación creciente.

El Museo del Prado, que ya dispone de una ley a su medida se ha visto inmerso, sin embargo, en una polémica a la vuelta del verano tras la decisión del Gobierno de ‘imponer’ a José Pedro Pérez Llorca, padre de la Constitución y notable político de la UCD durante la transición española, como nuevo presidente del Patronato de la Fundación del Museo del Prado en sustitución del empresario Plácido Arango. Un nombramiento que algunos consideran una apuesta personal del ministro de Cultura y Educación, José Ignacio Wert, y que no ha gustado a todos, a pesar de estar refrendado por una votación unánime.

Para los críticos, Pérez Llorca, simplemente, no tiene el currículum necesario para ocupar un puesto relevante. Su relación con el arte con mayúsculas ha sido tangencial, nadie duda de que sea un aficionado de primera, pero no tiene agenda internacional en el sector ni contactos previos en el mundo del coleccionismo.

Dos cualidades que poseía Arango, cuya gestión de cinco años al frente del Patronato, todos coinciden en calificar de brillante. No era un candidato profesional. Era un candidato político. Y ha ganado.

Ha batido, sobre todo, a su principal competidor en las quinielas, Carlos Zurita, presidente de la Asociación de Amigos del Museo del Prado, cuyo perfil, según muchas opiniones que se escuchan desde hace semanas en los ambientes artísticos, era, sencillamente, más adecuado.

Esta polémica entre los ‘patronos profesionales’ y aquellos que no los son, pero representan a una potencia financiera que puede ‘asegurar’ en parte el futuro de las instituciones en las que entran, se ha extendido también a los últimos nombramientos efectuados por el Patronato de la Fundación Thyssen, que gestiona el museo del mismo nombre.

La familia Thyssen-Bornemissa y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte han nombrado a dos patronos de excepción para cubrir las bajas que se habían producido en el órgano gestor de la Fundación: el presidente de Caixa Bank, Isidre Fainé, y el vicesecretario general de Repsol, Miguel Klingenberg.

Klingenberg ocupará la plaza que deja vacante Norman Rosenthal, famoso director de conservación de los fondos de la Royal Academy, que renunció el pasado mes de julio en protesta por la decisión de la baronesa Carmen Cervera de poner a la venta un cuadro de Constable para conseguir liquidez. Llevaba en la Fundación desde 2002, cuando le nombró Francesca de Habsburgo, hija del barón.

Fainé sustituye a Antonio Ramón Caravaca, un licenciado en derecho, nombrado en 2008 por el Gobierno del PSOE con amplia experiencia en la docencia de las Bellas Artes y en la gestión cultural.

Aunque también hay quien recuerda que fue un Gobierno del PSOE quien inició este tipo de fichajes procedentes del mundo empresarial al nombrar en 2010 a Rodrigo Rato, que entonces ya era presidente de Caja Madrid, como patrono gubernamental de esta fundación.

Y el último gran museo que, por ahora, se ha incorporado al baile de patronos con ‘posibles’ ha sido el Reina Sofía. Los gestores del museo han realizado algunos nuevos fichajes entre las grandes fortunas de Latinoamérica que prometen implicarse al 100% en el proyecto. Entre ellos, hay destacados miembros de clanes familiares como los Cisneros o los Santo Domingo.

Sin embargo, en el caso de las recientes incorporaciones del Reina Sofía, las críticas no son tan agrias como en los otros dos. Quizá por la presencia entre los nuevos patronos de la esposa del millonario Gustavo Cisneros, Patricia Phelps, una reconocida coleccionista con fama mundial.

Un perfil, aparentemente buscado por el presidente del patronato de la recién constituida Fundación Reina Sofía, Guillermo de la Dehesa, y por el director del museo Manuel Borja-Villel, director, presidente del patronato y que también se ajustaría al financiero colombiano Alejandro Santo Domingo, hijo de Julio Mario Santo Domingo, uno de los grandes magnates del ‘subcontinente’ o el chileno Alvaro Saieh, presidente de Corpbanca.

En total hay 16 coleccionistas de nueve países que, de momento han aportado 12.000 euros por cabeza para constituir la fundación. Entre ellos también hay españoles como Juan Abelló o la galerista Helga de Alvear.

Ahora, los patronos de la Fundación quieren un cambio en la Ley que les iguale con el Prado y les aporte más flexibilidad para encontrar dinero y avanzar hacia el objetivo final que sería la autofinanciación.

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