Ganjah Roots, los rastafaris de Guayaquil

Notas Alternativas

Ganjah Roots, los rastafaris de Guayaquil

Ganjah Roots

La banda ecuatoriana presenta su nuevo disco, titulado ‘El Tren’, que será la primera de una serie de tres recopilaciones de sus mejores temas. Si el humo procedente de la ganja jamaicana y los contratiempos cadenciosos y agradables del ‘reggae’ ha contagiado a medio mundo, ¿por qué no iba a afectar a un puñado de músicos ecuatorianos de Guayaquil? Lo hizo, hace ya once años y contribuyó al nacimiento de Ganjah Roots, una banda a tener en cuenta.
 
El nacimiento del grupo es otra de esas historias de autosuperación y búsqueda de alternativas a la violencia callejera que siempre han estado relacionadas con este tipo de música. Fue así como los componentes de Ganjah Roots encontraron en el ‘reggae’ y el activismo cultural una respuesta adecuada frente al entorno hostil.
 
Desde mediados de la primera década del siglo XXI, el núcleo duro de esta formación se ha mantenido y Manuel ‘Pato’ Jiménez (vocalista), Luis Morales (guitarra), David Vélez (bajo), Juan Carlos Lastra (batería), Javier Romero (vientos) y Luis Fernando Salazar (percusión), junto a algunos teclistas y otros músicos invitados, ha crecido mucho musicalmente.
 
Y ahora les ha llegado la hora de hacer un alto en el camino para reflexionar. O algo así. De momento el grupo ha lanzado ‘El Tren’, un disco que inaugura un proyecto que comprende tres recopilaciones completas de su trabajo anterior, en las que las canciones han vuelto a grabarse para dotarlas de una mayor potencia y mejorar su calidad instrumental.
 
El álbum es una buena forma de acercarse a la obra de esta peculiar banda de Guayaquil, muy respetuosa con los elementos canónicos del estilo que práctica, pero que también ha sido capaz de zafarse de las limitaciones para dejar aflorar su personalidad artística y su preocupación por el entorno social en el que viven.
 
La banda tiene buenas canciones y su oferta sonora se sustenta en una poderosa base rítmica formada por la perfecta conjunción del bajo y la batería, en la precisión de los guitarrazos precisos que marcan los tiempos débiles del compás y en los fraseos de una sección de viento en la que se intuye el oleaje del Pacífico Sur. ¿Se puede perdir más?
 
 

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