Una enfermedad silenciosa que puede conducir a la ceguera

Una enfermedad silenciosa que puede conducir a la ceguera

ojo

El glaucoma es una afección ocular cuyos síntomas normalmente no se aprecian hasta que se encuentra en fase avanzada. Las revisiones oftalmológicas periódicas son fundamentales para un diagnóstico precoz que pueda limitar sus efectos. Es una de las causas más frecuentes de ceguera, pero se estima que medio millón de españoles la padecen sin saberlo: el glaucoma, una enfermedad que provoca pérdida de visión por el daño progresivo del nervio óptico, no causa molestias al paciente hasta que su evolución es muy avanzada, es decir, cuando ya es demasiado tarde. La única manera de prevenir un perjuicio irreversible son las revisiones oftalmológicas periódicas.
 
La reducción de la visión consecuencia de esta dolencia no provoca dolor y es gradual, por eso no levanta sospechas; sin embargo, en los exámenes realizados por los profesionales estos pueden comprobar el estado del nervio y detectar si hay deterioro. En concreto, suelen realizar pruebas del campo visual para comprobar si hay cambios en la visión periférica, medir el espesor de la córnea, analizar la salud del nervio y medir la presión del interior del ojo.
 
Y es que origen del glaucoma, lo que provoca el daño en el nervio, es el aumento de la presión intraocular (PIO). Esta se incrementa cuando el fluido que circula cerca de la parte frontal del ojo no puede drenar como debería. Se va perdiendo entonces la visión periférica de forma irreversible, no se puede recuperar.
 
Los oftalmólogos especialistas en glaucoma en iglobalmed.com recomiendan revisiones periódicas especialmente a partir de los 45 años, “edad desde la que la enfermedad tiene una mayor incidencia”. Además, alertan de un mayor riesgo en las personas mayores de 60 años, con elevada miopía, con familiares directos que han padecido esta afección o personas de raza negra o asiática.
 
Los tratamientos para el glaucoma pueden frenar el progreso de la enfermedad. Con un diagnóstico a tiempo la ceguera se puede evitar en el 95% de los casos, aseguran los expertos, por eso la detección precoz es muy importante.  Estos tratamientos pueden ser farmacológicos, mediante colirios que controlar la presión; con láser, de forma que se estimula el drenaje; o quirúrgicos.

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